Una reseña literaria, un par de comentarios y mil gracias por permitirnos esta entrevista. Comenzamos, una vez más, con la pregunta del millón y para quienes no te conozcan… ¿Quién es Blanca Cabañas?
Soy maestra de educación especial y pedagoga y compagino la docencia con la escritura. Empecé escribiendo relato breve y participando en certámenes literarios.
Las victorias en estos concursos me dieron, más que el premio económico, el reconocimiento que necesitaba para armarme de valor y escribir lo que siempre había querido: una novela. En un principio autopubliqué Perro que no ladra usando para ello la plataforma Amazon y a los cinco meses ya había firmado con Suma de letras. Así que, te diré que soy una persona trabajadora y constante que con esfuerzo ha cumplido uno de sus sueños más inalcanzables.
¿Desde cuándo nace tu afición por los libros y por escribir?
Desde siempre. Ya en el colegio escribía cuentos y recuerdo haber ganado algún concurso. Luego, tuve etapas en las que escribía revistas, novelas cortas o reflexiones en redes sociales. Y hace unos años, descubrí el amplio abanico de certámenes literarios que me traería hasta aquí. Respecto a la lectura, aunque siempre he leído, fue el maravilloso mundo de Harry Potter el que supuso para mí el salto a leer por ocio, por pura diversión.
Al elegir la carrera universitaria, ¿no te planteaste nada relacionado con la literatura? ¿Filología, por ejemplo?
Siempre he pensado que esta importante decisión se toma a una edad muy temprana, en la que las prioridades de los jóvenes están muy alejadas de elegir el camino que va a tomar su vida. Yo tenía claro que me encantaba escribir. Incluso me llegué a plantear estudiar periodismo, pero eso no implicaba escribir sobre lo que yo quería. Sin embargo, ¿qué se estudia para ser escritora? Al final, me decanté por un mundo que me era muy familiar. Mis padres son maestros y supongo que
eso terminó influyendo en mi decisión. En la docencia también he encontrado gratificaciones.
¿Alguien a quien admires en el mundo literario?
Leo mucho autor español que ambienta sus novelas en su tierra, pero sin ninguna
duda, Dolores Redondo es la escritora que más me inspira y de la que más aprendo. Me encanta esa forma que tiene de hilar en sus novelas el folclore, la fantasía y la novela negra. La trilogía del Baztán es muy recomendable.
¿Cómo ha sido la experiencia de publicar con una editorial como Suma de letras? ¿Animarías a los escritores noveles a presentarse a concursos literarios como hiciste tú?
La experiencia de publicar con Suma ha sido increíble. Cuando comencé con este proyecto lo hice porque me lo debía a mí misma y era algo que tenía que hacer para quitarme la espinita. Nunca me planteé ninguna meta, no tenía grandes expectativas y, ni siquiera, había barajado la opción de probar suerte con alguna editorial. Fue muchísimo trabajo, muchísimas horas y el motor de todo era la ilusión. Yo solo quería ver mi historia en forma de libro en la estantería, con eso bastaba, pero la acogida fue tan buena y el feedback por parte de los primeros lectores fue tan positivo que me animé a enviar el manuscrito a dos o tres editoriales, entre ellas Suma, y a los tres meses de aquello me llegó el correo electrónico que lo cambió todo. Una vez llegué al panorama editorial me di cuenta de cómo funciona y de la cantidad de profesionales que hay detrás de cada mínima decisión. Les estoy muy agradecida por haber confiado en mí y por haber hecho una edición tan bonita y cuidada. Animaría a los escritores noveles a trabajar en su proyecto hasta estar muy muy satisfechos con el resultado. Participar en concursos literarios puede hacerte ganar autoestima, ampliar el curriculum literario, aprender mucho y, en algunos casos, incluso puedes ganar la publicación de una obra, pero lo que verdaderamente recomiendo es no obsesionarse y pulir mucho el manuscrito antes de hacer nada con él.
¿Tienes en mente seguir escribiendo thriller?
Sí, claro. Es el género con el que más disfruto y en el que más cómoda me siento. Sin embargo, pretendo seguir la misma línea que con Perro que no ladra: partir de distintas fuentes de conocimiento para, no solo entretener con un buen thriller, sino también divulgar, formar en algo. Perro que no ladra se nutre de la neuroeducación, una neurociencia pionera en el estudio del cerebro a tiempo real a través de técnicas de neuroimagen, que conocí mientras estudiaba un máster en Atención Temprana y Necesidades Educativas Especiales. La lectura de un libro de no ficción que recomendó una de mis profesoras me llevó hasta el síndrome de Capgras, un extraño síndrome para el que hoy tenemos explicación neurológica.
Debido a una lesión en el hipotálamo, donde se cocinan las emociones en el cerebro, los pacientes afectados por este síndrome piensan que algunas personas de su entorno han sido suplantadas por dobles idénticos, es decir, que son impostores. Esta fue la primera idea de la novela. Quise volcar todo lo que estaba aprendiendo y me estaba impactando tantísimo y, eso, es lo quiero seguir haciendo de aquí en adelante en mis historias.
¿Crees que faltan novelas del género del suspense ambientadas en Andalucía?
Es posible. Quizá, los agentes climatológicos que acompañan al norte siempre han contribuido a que se lo elija como escenario del crimen, pero eso está cambiando.
Tenemos muchos autores del género que ambientan sus novelas en Andalucía: Benito Olmo, Daniel Fopiani o Men Marías, son algunos de ellos.
¿Qué hay de ti en la protagonista de la novela, Lara Ortiz?
De mí hay más de lo que me gustaría admitir. Estoy en todos y en ningún personaje
a la vez, pero, sobre todo, me dejo ver en la protagonista, Lara. Compartimos la curiosidad por estudiar el cerebro y sus entresijos, la pasión por escribir y el coraje para hacer frente a aquello que nos daña. En su caso, volver a su Chiclana natal después de catorce años en los que apenas ha tenido noticias de su familia y darse
de bruces con todo lo que ha intentado olvidar hasta entonces: una familia que nada tiene de ideal y la desaparición de una de sus mejores amigas en la preadolescencia. Es al regresar que sentirá esa responsabilidad atribuida que la une
inexorablemente con la búsqueda de la verdad, pero pronto, se dará cuenta de que a su alrededor todos tienen algo que ocultar.
¿Eres escritora de mapa o de brújula? ¿Cuánto tiempo le dedicaste al proceso de escritura de tu primera novela?
Creo que soy mitad mapa mitad brújula, pero si tuviera que decantarme por una sería brújula. Es cierto que me dejo llevar mucho y que la historia me guía por donde quiere, pero no voy a ciegas. Sé de dónde parto, sé a dónde quiero llegar y
sé las curvas que acompañan a los personajes, los llamados giros inesperados que sorprenden y dan intención a la novela. He intentado en alguna que otra ocasión seguir una escaleta, pero no ha funcionado. Soy más de dejarme sorprender; si yo
lo hago, el lector también.
Siempre que entrevistamos a un artista nos surge la mismas dudas, ¿tienes unas horas o momentos del día (o de la noche) donde la inspiración es mayor? Y… nosotros que amamos la escritura y que tratamos siempre de estar al pie del cañón como se suele decir con nuestras publicaciones, alguna vez hay días que no sale nada y que incluso el ponerte delante del word es un suplicio. Cuando ocurre esto, ¿sigues tratando de llegar a un punto? ¿Abandonas ese
momento y ya brotará la idea? Cuéntanos…
Cuando estoy sumergida en el proceso de escritura no puedo pensar en otra cosa que no sea en escribir y en los momentos en los que no estoy escribiendo como tal, también trabajo en la historia: conduciendo, dándome una ducha, en la cama antes de dormir. Es casi obsesivo. No puedo salir de la novela hasta que la termino. Así que le dedico el máximo de horas posible, ya sea por la mañana, por la tarde o por la noche. No hay un momento más inspiratorio que otro. Tampoco existe el momento suplicio. Al compaginar docencia y escritura, paso meses sin escribir historias. Siempre escribo, pero me refiero a estar enfrascada en un proyecto. Eso hace que cuando llegue el momento de ponerme manos a la obra he acumulado tantas ganas e ideas que estoy deseando llevar las palabras de mi cabeza al papel.
Para terminar, nuestras dos preguntas fetiche:
¿Cerveza de tirador o botellín?
Últimamente me he vuelto de cerveza de barril.
¿Tortilla de papas con o sin cebolla?
Con cebolla y, si es posible, con pimiento verde también.
Gracias por tus palabras.
A vosotros por el interés.
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