Sin meditación previa, sin condicionantes ni conservantes, ni con Cervantes, ni con mis propios sentidos puestos en lo que me hallo, el azar y el azahar se conjugan a la par para formar estos vocablos que se encadenan sin pretensión y que sin ningún rubor os presento enamorado.
Sevilla, el reino reconquistado que te conquista, se mete dentro de ti y hasta se enquista consiguiendo endurecer tu epidermis, se ha vestido de gala, con sus mejores, las que ella solo posee porque lo más hermoso de la vida no se compra con el vil metal. Vivir y sentir, sentir y respirar, respirar y pasear, donde otear es sinónimo de gozar, donde…
A la fecha presente, allá cuando la mañana daba los buenos días a los corazones, un naranjo en flor arrasó mis sentidos; uno entre muchos pero hoy se veía esplendoroso, como si del árbol de la fruta prohibida se tratase donde la prohibición consiste en pasar de largo y no contemplar su belleza, su pose, sus hechuras. La fragancia de sus flores…
Este Rey Santo sin meditarlo manuscribe sin borrador, a esternón abierto de par en par, para que rebosen en él lo que el reino otorga a todo aquel que se deja ensimismar.
Hoy una flor cítrica fue la que captó toda mi atención, mis palabras se encaminan a ella en un pergamino de doble dirección donde ella es el objetivo que se convierte en emisor y mi motor de sentimientos en receptor del mensaje en un canal entre Sevilla y yo.
Bendita comunicación la que desde el alma se transmite y bendita la Sevilla que ve a María ataviada de Reina fuera de sus Altares. Cuaresma para rezar, Cuaresma para preparar(se) para lo que ha de llegar y que como llega, lamentablemente pero ha de ser así, se va.
Sevilla se viste de Primavera, así, en mayúsculas y allá de aquel que no sea capaz, de contemplar y asimilar, de saborear cada rincón, cada momento de esos que rozan la sinrazón…
Sevilla en flor. Azahar de mis desvelos…
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