
Barcelona ha sido la ciudad elegida por los italianos del momento para celebrar el concierto de su gira ‘Loud Kids’. El 11 de abril de 2023 fue la fecha que desde el año pasado se marcó.
Y como no podía ser menos, Barcelona me esperaba para disfrutarla.
Aunque es cierto que mi llegada fue el lunes 10, apenas pude ver en profundidad la ciudad, pero ya en solo unas horas acabas encantado de su arquitectura.
La noche previa al concierto estaba invadida por los nervios y la euforia por lo que estaba por venir. Aunque aún viendo todos los videos de conciertos posibles no era consciente de todo lo que avecinaba.
Desde las 10 de la mañana pude estar esperando en el Palau para gozar de una buena perspectiva que me diese el disfrute completo de la experiencia, aunque algunos fans ya estaban cogiendo sitio desde la tarde anterior. Sin embargo, aunque mi llegada fuese tardía en comparación, mi posición frente al escenario fue increíble, igual que la compañía.
Las horas se hacían duras esperando bajo el sol, pero la vida parece distinta cuando tienes personas a tu alrededor que facilitan los esfuerzos.
Múltiples detalles de personas que venían de todas partes solo para ver el show tan elaborado que tenían por enseñarnos, desde La Rioja, Salamanca, Jeréz, Toledo, Cuenca, Valencia o de Portugal.
Viviendo una de las mejores experiencias de nuestras vidas.
A las 19:00 comenzaron a abrir las puertas para que el público pudiera acceder al recinto, y después de un rato de caos mental por los nervios pero una majestuosa organización, nos colocamos en nuestro sitio sin necesidad de correr y recibir agobios.
Las dos horas previas estaban para suavizar la emoción entre nosotros, compartiendo expectativas, pensamientos e ideas que pasaban libremente influidas por cómo nos gustarían que se dieran algunas canciones.
Pero cuando por fin llegó el momento de la verdad, unas sombras empezaron a hacer juegos entre nosotros al son de la canción que abría el show ‘Don’t Wanna Sleep’.
Empalmaron tres canciones seguidas que te hacían vivir en una emoción continua de la que no podías bajarte (aunque eso pasó realmente durante las dos horas siguientes).
La entrega en el escenario, se volvió algo que se que recordaré para toda mi vida. Como el fuego que salía desde el micrófono de Damiano al cantar ‘Gasoline’. Victoria caminó entre el público, cayeron encima de todos nosotros para mostrarnos sus dotes con la guitarra y el bajo e incluso Damiano se tumbó para surfear por las manos de todos.
Las luces daban el efecto justo a la canción que te metía de lleno en la burbuja del momento, sin poder escapar, viviéndola por completo. Pero sobre todo te calaba su actitud.
Sin llevar una escenografía que se fuera de lo normal ni muy impresionante, te ganaban por como ellos eran. La cercanía, sus interacciones con todos y como notabas que formabas parte de todo lo que traían preparado. Incluso jugaron a piedra papel y tijera con personas de la primera fila.
Incluso en ‘Kool Kids’ subieron a muchas personas del público al escenario para que pudiesen saltar y vivirlo desde arriba, en primera mano.

A todo el mundo que le guste vivir un concierto de verdad, que le guste el rock, lo mainstream y disfrutar de miles de emociones que te atraviesan desde el puro llanto con ‘Coraline’ a no tener voz para gritar con ‘Baby Said’, les diría que no pueden pasar por esta vida sin ir a un concierto de ellos.
Me siento realmente afortunada por no tener voz a tres días después, porque después de todo lo que estaba viviendo cada segundo pensaba que lo mínimo que podía hacer era dejarme la piel en ello, y que bonita se vive la vida cuando exprimes la felicidad de esta forma.
Gracias por darle a Barcelona un regalo tan especial como ha sido este concierto.
Tengo claro que en el Primavera Sound, festival donde tendrán conciertos en Madrid y Barcelona, será impresionante.


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