Dicen que la edad apacigua a la fiera y entonces la música, ¿qué?
Tal vez por tiempo, tal vez por falta de ganas, tal vez porque sé que no merece la pena o eso he estado pensando durante un tiempo.
Quizás es hora de que mi palabra vuelva a ser agresiva, que conjugue versos sin rima, a mi ritmo, con mi verdad, la verdad que siempre defendí y te dije a la cara porque nunca fui tibio en mi pensar.
Siempre a contracorriente siendo contrapunto de los tempos sociales y punto.
Puede que nuevamente esté sintiendo la necesidad de llamar a las cosas por su nombre, de disparar y preguntar después, como Pancho Villa, como un buen sagitario.
El tiempo se agota porque hoy escribo aquí, a ti, y puede que no termine este artículo y quede pendiente para siempre mi último pasodoble de despedida.
Me apetece opinar y cuando lo hago, lo hago -dicen que es un defecto cuando yo lo veo una virtud- y puede que me meta en algún jardín y salte con ganas sobre algún charco. Siempre fui muy de mojarme sin medir las consecuencias, asumiéndolas, sin excusas. Aunque estas palabras bien podrían sonar a ellas.
A Sansón le cortaron el pelo y el mío vuelve a crecer, mi barba ya no es barba siquiera y se maneja en el noble arte de rozar el rizo de motu propio.
Puede que sea el momento de volver a llamar a las cosas por su nombre, sin pseudónimos, sin avatares, no hay vara. No la de medir siquiera…
Es hora de comenzar a desgranar la mentira, la falsedad, fariseos y abrazafarolas que decía García. Y hay tanto por comentar… Tanto por opinar…
Quizás sea el momento de mandar a la mierda a todo en que me llama para contarme de desastres cuando el tsunami lo he sufrido yo en mis carnes y aquí estoy, a flote, pero tragando y escupiendo fuera agua, a partes iguales.
O quizás no. ¿Merece la pena? ¿Me merece la pena? Yo que sé… (Estoy convencido de que merece la pena, pero intento disimularlo)
No os mareo más, concluyo aquí mi palabra, sin pasodoble final, porque la vida debe ser como un cuplé: di la verdad pero que todo parezca una broma.
Ustedes sí que son una broma.
Buenas noches. O buenos días. O buenas tardes, según la hora en la que lean esto.
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