Reyes y Nina conversaban mientras esperaban al comisario en la sala de pruebas…
—No fue el tatuador como pensábamos, fue la tatuadora. Ella hizo el tatuaje al sospechoso —afirmó Nina cogiendo el palillo de plástico de la taza de Reyes para mover el café.
—¿Cómo lo viste? ¡En su portafolio, verdad! —exclamó Reyes, retirándole el palillo antes de que lo tirara a la papelera; para regresarlo a su vaso.
—En el móvil del tipo que estaba a mi lado… Yo diría “que no fue el tatuador”; porque el chaval se acercó, en dos ocasiones, a consultar la imagen con ella.
— ¡Ya! Me dio la sensación de qué tenías alguna pista sobre el caso, cuando no prestaste atención mientras te hacía la simetría del tatuaje. Solo eso explicaría que no estuvieras atenta, cuando él, estaba hecho un manojo de nervios.
—¿Qué te dijo ella, cuando le mostraste la fotografía que el comisario Díaz hizo cuando estuvo infiltrado? — le preguntó Nina
Reyes suspiró—Ahí me has pillado… Venga Nina, no me mires así, se me pasó lo de la foto. Nos pasa a todos en algún momento, hay poco personal y este caso…
— ¡Dios mío, Reyes!, ha estado pinchada en esa pizarra todo el tiempo. “Podríamos haber salvado la vida a esa chica”, —dijo tras un silencio de condena hasta que le preguntó—.
¿Esto tiene que ver con tus hábitos?
—Te has pasado Nina. Hace mucho que dejé esa basura. Todos terminamos pagando un precio por el secreto de María.
—¿Cómo…? ¿Has llamado al caso “el secreto de María”?
—Lo siento, creí que ya sabías que en comisaría lo llaman así.
—¡Y lo sé! Por parte de los compañeros, ¿pero tú? Tú viste lo que ese caso hizo conmigo y como me destrozó la vida. ¡Alucino contigo Reyes!
—Sí, lo vi. Después de que te suspendieran, te recogí en el bar del barrio más veces de las que puedo recordar.
—No te equivoques Reyes, te agradeceré siempre que me llevaras a tu casa para que no se enteraran en la mía, y ahora, te pregunto… ¿Qué estás haciendo?
—¡No me hables así Nina! No lo merezco —volvió a suspirar—. Mejor cambiemos de tema. Antes de proceder a la detención, hay que pensar como se lo explicaremos al comisario.
—Pues hazlo rápido, ya está aquí, y no trae su mejor cara.
—Buenos días, inspectores. Nina, tengo una duda sobre su informe, ¿recuerda que cuando salimos de la morgue le di una orden clara de no intervenir?
—Entiendo que esté cabreado, señor, pero ahora eso no es importante, si ha leído el informe, estará de acuerdo conmigo en que no fue el tatuador, sino la tatuadora la que hizo el tatuaje. “No te ofendas novato, pero estaba haciendo mi trabajo”. Estoy segura de que el comisario Rodríguez me apoyará en esto.
—El comisario está suspendido, y tú también; deja tu placa y tu arma… Reyes, lo tuyo también, desde este momento quedan suspendidos de empleo y sueldo.
Entonces se escuchó una carcajada—. Lo has vuelto a hacer princesa —dijo Fabián que llegaba con el papeleo.
— Sargento, asegúrese de que cumplen el procedimiento y luego acompáñelos a la salida…
Continuará.
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