Anoche estaremos de acuerdo en que el rebaño estaba más pendiente que nunca de un Teatro, en mayúsculas, que se disponía a subir su telón para que un grupo de ovejas descarriadas y muy oscuras balaran a sus anchas. Y muy republicanas…
La magia del excelso carnaval es ser capaz de perder la cabeza, sentir cosquilleos, ganas de reír, de llorar, y de ver como todos y cada uno de los pelos de tu cuerpo se erizan con una frase cantada, una melodía sincera o un quejío arriesgado y comprometido. Y anoche pasó todo eso…
Con razón, todos los carnavaleros piensan que preliminares es la fase más bonita y es que ese ver por primera vez el tipo, la figura en el escenario, la intención,… y después suenan esas primeras notas y ya no te puedes desenganchar hasta el próximo carnaval.
Anoche, Antonio Martínez Ares, la única oveja negra que nos queda este año en el Carnaval volvió a demostrar que aquel Niño Pirata que hizo tambalear los cimientos del Falla, allá donde mandaban los viejos copleros, sigue manteniendo la misma pluma, la misma inspiración aunque con un punto de madurez extraordinario. Aquel niño jamás pensaría meter ese cambio musical en medio del pasodoble que te vuelve loco cuando te arranca de Cádiz, te da la vuelta al mundo y te devuelve al Mentidero con una melodía nueva.
Luego el repertorio nos dejó un pasodoble digno de una Gran Final recordando a todas esas ovejas negras de la historia del Carnaval y un segundo donde se acuerda y amenaza a Bruno, alcalde la ciudad, con tenerlo muy vigilado.
Me llamó muchísimo la atención la longitud del pasodoble, algo más largo de lo que acostumbra, como si tuviera mucho que decir…
Y para terminar, un popurrí antológico, de los que hay que escuchar ¿un millón de veces?, desbordado de cuartetas novedosas que no te dejan respirar y algún guiño a obras suyas como Los Piratas…
Y por su faltara poco, Javi Ramírez, Ramoni, Fali y un Jesús Rueda Cateto que… eso, justo eso, te llevan a la locura.
El resto de la sesión dejó cositas muy buenas también, porque los Villegas con sus Exageraos pusieron un punto añejo de chirigota de siempre que nos traía grandes recuerdos a los que nos hemos criado con el Love, el Cabra y Cornejo,…
Como diría el gran Paco Rosado: “tengo un problema y es que me gusta lo bueno”.
Deseando que llegue la sesión de hoy también.
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