
Es lo único, junto con la decepciones, que sumamos en lo que va de temporada y casi en los tres últimos años en Liga.
Nos visitaba el Girona, un Girona renovado, peor, sin Savinho, sin su goleador ucraniano, sin Aleix García sin Couto,… y la diferencia estado en que el año pasado fue un 0-3 y este año 0-2.
García Pimienta disponía un equipo con Nyland en portería, Carmona, Badé, Marcao y Barco que debutaba, con Agoumé, Lokonga y Juanlu en el centro del campo, Ejuke por izquierda, Lukebakio por derecha -ambos nuevamente a pie cambiado- e Isaac Romero arriba, único que ha tenido una ocasión digna de gol en todo el encuentro.
Los primeros 20 minutos parecían muy prometedores, con un Girona invisible gracias al control de juego de los de García Pimienta aunque sin llegar con peligro a las cercanías de Gazzaniga salvo en un disparo cruzado que se le marcha por la izquierda a Isaac Romero y aunque suene duro: ahí se acabó el canterano.
Tras estos minutos, diez, quince más donde nada pasaba; ni Girona ni Sevilla FC ofrecían nada hasta que tras una internada de Miguel Gutiérrez, la empuja a gol Iván Martín poniendo el 0-1 en el marcador y la tragedia en la grada.
En la siguiente jugada empataba Ejuke pero… ¡fuera de juego! Y ahí también se acabó lo más reseñable del extremo nigeriano. A su compatriota ni se le esperaba, ni salió…
Por mucho que rebusquemos, solo podemos destacar la gran actitud ofensiva de Valentín Barco en su debut pero el agujero atrás es un peligro con la situación actual del equipo, incapaz de dominar un tramo de partido. Este hueco lo vio claro Michel, técnico visitante y situó a Bryan Gil en el extremo diestro para dominar esa zona y crear peligro.
La segunda parte no merecería ser ni escrita salvo por la polémica del penalti pitado; una jugada por banda izquierda, Isaac se gira, gira con su cuerpo el brazo izquierdo pero deja el derecho fuerte a la altura de la cintura y la mala suerte hace que el balón centrado fuera ahí y tras varios minutos en el VAR, y la visita del colegiado a la pantalla a pie de campo, dictamina penalti. En el Bernabéu y en Montjuic no se revisa, en el Metropolitano se revisa y no se pita pero este Sevilla ya no es nadie y es muy fácil pitarle a un equipo pequeño y con la regla en la mano… penalti. Y claro, gol, 0-2, sentencia y brazos caídos y una grada que se marcha y caritas de impotencia y cabreos y unos dirigentes que siguen a lo suyo.
Se acabó la ventana de fichajes en Europa y Ocampos se marcha ahora a Rayados y no vendrá nadie y si lo hace, para callar bocas y que aportará cero.
Cuando estoy terminando esta crónica, el Sevilla FC se sitúa en la posición 19ª, seguimos con la paciencia, no?
Yo seguiré con la tila…

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