Deseo un futuro en el que seas feliz y en el que yo también pueda serlo. Como estamos ahora los dos, aunque no estemos o estemos en mundos diferentes.
Ojalá que sonrías como lo haces ahora junto a mí, que estés nerviosa por llegar a casa y encontrarte conmigo, o con ese yo diferente al mío. Que nunca te juzgue, como yo no te juzgo y que siempre, siempre, estés en su mente como estás en la mía.
Sería maravilloso que te quisiera como yo te quiero ahora, que te cuide, que te proteja y que te quiera amar todos los días.
Que escuches, de nuevo, todas esas cosas sinceras que te dije. Que el amor sea verdadero y que nunca la rutina lo destroce y haga perecedero.
Entonces, yo volvería a creer en todo, como hago en este instante, como hice antes, como haría, de nuevo, en ese futuro incierto. Contento por fuera y por dentro, sin mirar al pasado con dolor, alegre de haber vivido tanto contigo que ojalá hubiese sido eterno.
Si llegara la despedida, que sea un irse para seguir juntos, que la memoria no se enturbie por el paso de los años y que la despedida sea dulce y sin notas de amargura.
Crecer juntos para afrontar la soledad, y la compañía, tal y como la entendemos ahora. Que la frustación nunca tome las riendas y lidere al ejército de las malas lenguas.
Porque ya no seremos tú y yo, pero sí nosotros. Y ese todo tan personal, siempre estará compuesto de antiguos pedacitos que formaron un todo anterior y eso siempre es, y será, lo único que importa, lo único que nos llevaremos.
Si algún día pasa, puestos a desear, deseo…