J.D. Martín, además de un gran lector, es un escritor quedescubrió que escribir era la mejor forma de exorcizar suspesadillas.
Su detective Jonathan Silencio es el principal personaje de sus novelas Vivir en el intento, De ilusión también se muere y A corazón abierto. En estas novelas encontramos una versión moderna de los detectives preternaturales de finales del XIX.
No sólo destaca por su voz de escritor, también su voz, la que se oye, es especial. Podemos escucharle narrar estremecedores relatos en el programa literario Forjadores de relatos en Twitch y YouTube.
Este verano empieza con mi mesita soportando el peso de los siglos. Interesado siempre en los monstruos humanos e inhumanos que pueblan nuestro imaginario, he decidido repasar y descubrir el papel de las momias en la literatura de terror.
Creo que es un tipo de ser muy olvidado, más allá de algunas películas emblemáticas, y precisamente por esas películas, su imagen está muy condicionada. Me doy cuenta, además, de que marca generaciones, gustos y modos de contar historias. Algunos, de más edad o gustos más clásicos, escuchamos “momia” y pensamos en Karloff o Lee. Otras generaciones invocarán a Fraser, Weisz y Vosloo, y los más actuales, o actualizados verán a Cruise y Wallis.
Como la literatura es un enclave más permanente, un mejor refugio, he intentado que mi mesita se pueble con las historias de Bram Stoker y su joya de las siete estrellas, desconocida maravilla del autor de Drácula, y con los relatos cortos de varios autores. He descubierto, con gusto y emoción, que las momias, sus maldiciones y su mundo de mágico paganismo, de ritos inabarcables, de relaciones con los dioses más allá de nuestra actúal comprensión, son reflejados con acierto y variedad temática por autores pulp, esos que inventaban villanos como Fu Manchú, detectives sobrenaturales de todo tipo y relatos de grotesca genialidad.
Mi mesilla y yo estamos contentos. Es una mesilla humilde, pequeñita, pero capaz de albergar mundos de traición, magia, conspiraciones políticas, amoríos y venganzas, además de las maldiciones. Y es que las momias y su entorno están muy vivas en la literatura pulp.