Hace unos días presenté lo que es, ya, la última sección de La Morada. En ella, salió a colación del espíritu que hacía de los dioses, tal galardón, el primer y único mandamiento de esta vuestra morada. Os decía que la única consigna para ser dios de la morada es hacer realidad los sueños de los demás.
Ayer, en uno de esos ratos en los que el guerrero se relaja y medita, cual filósofo, leyó en un noticiario de la metrópoli, la nueva que nos traerá la ilusión el 5 de enero. A Melchor, Gaspar y a Baltasar ya se les ha hecho pública la necesidad de que otro año más deben asistir al encuentro con todos los ciudadanos de la urbe.
Ellos, acompañados por el haz de luz estelar, por un mago y el más grande de todos los Visires harán que todos los huerfanitos, y niños enfermos de los hospitales olviden sus penurias y sean los verdaderos reyes por un día.
¿Quién hay detrás de cada Soberano Rey? Es un interrogante que nos hacemos todos los años. “Pues yo creo que debería salir éste”,” ¿quién es ese?” “¡Qué soso va ahí encima!””Vamos si me tocara a mi…” Voces del pueblo…
Es cierto, que detrás de toda elección hay una política que la ensucia y que se le escapa a este guerrero. Este año ha recaído la más grande de todas las ilusiones en los siguientes señores de la ciudad, cada uno con sus pros y sus contras: el Rey Melchor, -que sí mamá, el de la barba blanca- será Manuel Marchena, Consejero Delegado de EMASESA y miembro adjunto a la Casa Consistorial de nuestra querida Híspalis. Cayetano Martínez de Irujo encarnará a Gaspar y Baltasar, ¿cuántas veces habremos dicho eso de “mi rey es el negro, Baltasar, que es el que echa más cosas.“, será Domingo Pérez, dueño de los gimnasios Sato Sport. La estrella de la ilusión, será la hija de Amparo Rubiales, Clara Alarcón, dueña de la empresa Spejo´s. Espero que ninguno estéis conforme con la elección del Ateneo, como yo, ya que hay personalidades mucho más cercanas al pueblo que se merecen salir de Rey Mago (Alto Galardón de Sevilla, a mi pobre entender).
Olvidando el tema feo que rodea a todo esto, ¿quién no ha soñado alguna vez con ponerse esas largas barbas y las ostentosas coronas y llevar toda la ilusión que llevas dentro a tu gente? – Si piensas que no te hace ilusión salir de Rey Mago, corre, huye de La Morada, no eres bien recibido.
Aún recuerdo imágenes de mi infancia cuando unos inocentes e ilusionados infantes, abrigados hasta las cejas, se subían a un balcón de la calle O´donell a ver pasar la Cabalgata y cómo desde abajo, en la acera, otros magos de la ilusión, sin ataviar con prendas lujosas ni corona, tiraban caramelos para que los que estábamos allí los recogiéramos como si del cielo hubiesen caído. Lo más gracioso de todo esto, es que nunca sabíamos de dónde venían… y recuerdo llantos y vomiteras, y correr hacia una carroza a dar caramelos a una rubita superilusionada y el comentario de todos los años, “el año que viene me apunto pa´salir de beduino” y como los mosqueteros, todos saltábamos cual resortes “y yo, y yo,…”
– Que no se me olvide al rubio, el último en compartir con nosotros la experiencia del día 5, toda la tarde-noche riéndose…
– Ah, Rebe, que también recuerdo ese año de la terrible mojá. 13 personas “chorreando” en un metro cuadrado de loza y ni un puñetero paraguas…y claro, todos “descojonaos” con la situación.
Ya sé que no es fecha, que no están muy próximas las fiestas navideñas, pero, seguro que mientras leéis esto, se os olvida por un ratito, el paro, los dolores y los quebraderos de cabeza. Si lo he conseguido, me doy por satisfecho, y si no, pues lo seguiremos intentando con las próximas batallas.
Bueno, bueno, lo he leído y no he podido evitar esbozar una sonrisa mientras recreaba en mi cabecita todos esos momentos que has descrito y que he tenido la suerte de compartir contigo. Desde esos caramelos que traspasaban unos cristales cerrados a cal y canto (que por cierto hace poco que me enteré quienes eran los magos que los hacían llegar arriba), hasta recorrer Sevilla entera tras la carroza de esa rubita ilusionada para que no le faltaran los caramelos en todo el recorrido, y el rubito que se enganchó el año pasado y que disfrutó como nunca, y todas esas vivencias que guardaremos en un rinconcito de nuestra memoria para siempre y pasen los años que pasen.
Me ha encantado. Un beso
jajajaja!! este escrito si que lo comento, ya que hace mencion a una rubita, que por desgracia, ya no es tan rubita…jejeje. yo al igual que may, tambien hace poco que me entere quienes eran esos magos, y cuanta ilusion tendrian los infantes para que no se diesen cuenta de que los grandes ventanales estuvieran cerrados…
Comparto contigo guerrero, la opinion de que es la mayor ilusion que puede tener cualquier miembro de la urbe, cuando subes ahi arriba… no se puede explicar la vivencia, solo vivirla.
Asi que por mi parte, si que has conseguido sonsacarme de la rutina que me rodea, y transportarme a una epoca especial y quizas irrepetible. muchas gracias guerrero.
no se por que sale como comentario de may pero lo he escrito yo, miriam. jajaja.
Queridas primas es un placer para mi el poder recordar tantos momentos de la infancia.
Mayte, ya te las he dado alguna vez pero yo, insisto, muchas gracias por estar ahí, aguantado yapoyando ciertas locuras,quizás como ésta…
Miri, no se porque no frecuentas el uso de los botocillos de tu teclado prque me gusta tu forma de escribir. Te animo a que esto sólo sea el comienzo y te prodigues más pr estos lares y por http://www.sevillanasmaneras.es y demás blogs de la familia. Y no me digas que sólo ha sido porque te ha gustado verte aludida porque puedo ponerme a escribir la batalla de las albóndigas de dátiles, o los niños del burro, o Ilusiones de una rubia que quiso ser Anna Pavlolva…o la batallita de la gamba que la comí mejor, o cualquiera que siga recordando. ¿Te atreves a ser el primer personaje femenino de la morada? Te busco personaje…Mayte sugerencias, Rebeca sugerencias…
Uffff…. Puede ser el ama de llaves de la Morada o la bruja de las esencias o algo así….
jejeje!!!, al final voy a escribir bien y todo!! la bruja de la esencias me gusta,eh??
pues no estaria mal que prodigaras la grandes batallas de albondigas de dátiles..que recuerdos.
decirte guerrero, que de nuevo con tus recuerdos me has hecho sonreir y tambien un poquito se han saltado las lagrimillas..
Totalmente de acuerdo guerrero y compañía. Es un día muy importante y no solo el vivirlo te llena de alegría, el mero hecho de recordarlo quita un problema o angustia del pensamiento y alivia el día tan duro que se ha tenido.
Créeme cuando te digo que, aunque muchos de los que me rodean no se lo pueden creer y se asombran cuando les digo que no me acuerdo de algún hecho vivido, soy yo la que más se entristece de que se me escapen muchos de los recuerdos de mi infancia.
A lo mejor no recuerdo con todo detalle los 5 de Enero que he vivido, pero sé que no me he perdido ninguna cabalgata. En realidad yo he pasado por 3 tipos de día diferentes.
Los pasados en mi niñez, de los que mantengo muy pocos detalles:
– Ver la cabalgata con mis padres y mi hermano por la avenida más cercana al trabajo de mi madre.
– Ir a comprar el Rosco de Reyes al mismo sitio todos los años después de haber visto desfilar a los Reyes Magos.
– Cenar con el trozo de rosco tan anhelado por mí.
– Acostarme con gran ilusión y nerviosismo.
Después, en mi adolescencia se acabo la tradición familiar, hasta el rosco se compraba en otro sitio porque ya no estaba igual, y quedaba con mis amigos para ver la cabalgata en varios lugares. El último siempre mi barrio.
Y el tercer tipo, del que disfruto en la actualidad, ya no es con mis amigos, ya no es con mi familia, aunque yo los considero así, y ya no es en mi ciudad natal. Y espero que esta tradición no cambie nunca y que nos sigamos viendo los mismos y, a ser posible, que se vayan incorporando nuevas personitas que nos contagien con la ilusión que sólo los niños poseen.
Gracias a las tres por vuestros comentarios.
«Brujita,…piensa un tema y La Morada es tuya»
Rebe, ya sabes lo importante que es para mí que compartas mi/nuestras y ya tus tradiciones. Seguro que antes de que lo pensemos estamos otra vez con algún carrito por la calle O´donell y babeando viendo las caritas de ilusión de los nuevos miembros de la familia.