Necesito despertar de nuevo, necesito que me saquen de este sueño que se ha ido convirtiendo en realidad que me atormenta, realidad que nunca quise y a la que acabé acostumbrándome casi por obligación y por dejadez personal. Yo solo no puedo.
Que alguien me tire un cubo de agua helada por la mañana y me saque de la cama a empujones, con la ropa de estar por casa, sin babuchas y con la cara hinchada del recién despertar. O que acuda a mi llamada cálidamente, con dulzura pero sin compasión alguna, hablándome y dejándose escuchar.
Que sean mis pies los que toquen la tierra y no mis pensamientos, que fluya la conexión con mi espiritualidad terrenal más allá de mi cuerpo, evaporaciones de amor a través de mi coraza, sin fronteras en mis poros y sin banderas en mi piel.