El titulo del post es la frase que da pie a este escrito.
Imaginad la situación, doce y media de la tarde, chat del Facebook, se conecta el Filosofo: Illo!!! Mi jefe que se ha ido y me ha dejado encerrado en el laboratorio…Me siento prisionero!!
Imaginad mi carcajada al leer esto, y más cuando tras un instante me dice me ha dejado encerrado con la maleta y unas cosas aquí…esto da para un post en?
Pues aquí lo tienes…
Muchos trabajadores, los que se pueden sentir dichosos de poseer uno, se sienten mal, o históricamente nos hemos sentido esclavos de nuestros trabajos y nuestros jefes ya que la tónica general es exprimirnos al 200% para sacarnos el máximo rendimiento posible. Ahora llegan a extremos de colocarnos cámaras para ver si nos rascamos el escroto más de lo recogido en el convenio; cuando el convenio es convenientemente tenido en cuenta…
Pues esta historia es bien distinta, no solo no esta prisionero de la Merkel, en el país de la cerveza, -aunque aquí se consuma Cruzcampo a saco- y de las buenas salchichas frankfurt – el macho iberico se extingue- sino que el colega de equipo y jefe lo secuestra en un laboratorio con la intención de que dé más de sí, nada de dejo esto abierto y se le olvida y cierra…
Una historia que solo le puede ocurrir al Filosofo y como él no lo iba a escribir porque anda en otras historias, aquí está el Guerrero para hacer de cronista de las andanzas del Angelito de Nervión.
Cómo diría el mismo: cosas.
Grande mi Guerrero…ese que siempre me escucha/lee!! La historia es tan real que no merece que diga nada más…solo que me he reído mucho más leyéndola que cuando ocurrió de verdad!!! jajjajajjaja cosas!!
Tampoco es pá tanto 😛