En la "Calle de la Vida",
junto a ella,
se encontró a su enemiga.
En el "Barrio de la Alegría",
dónde antes se reía,
allí yacía.
Maldita relación dañina,
a por ella fue la canina.
En el desprecio de tus efectos me siento hoy sumida, sin poder olvidar el viaje que me obsequiabas con tu aguijón punzante. Hoy tengo las heridas, las marcas de tu desastre y aún así no me agacho a levantarte.No te echaré de menos, intenta olvidarme.
Pónganle colores, cascabeles o las guirnaldas que quieran, no jueguen con jeringuillas que las carga ese ser caído, rojizo de rabo largo y tenedor largo.
No jueguen con fuego que se pueden quemar.
La simbología de la esperanza en épocas convulsas donde todo el mundo está desesperado, amargado, irascible y lo paga con el que menos culpa tiene.
Una jeringa, una vacuna como símbolo de prosperidad hasta que podamos escapar de esta pandemia.
En una de mis innumerables hazañas conocí una belleza sin igual que consiguió acercarme a sus ritos sagrados donde la felicidad y la abundancia eran la clave. Entonces vi la jeringa y caí redondo al solar.
Ahí tienen uno de mis puntos débiles.
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