¡Carnaval, my Capitán! cantaban los niños de Tino en su regreso y bien podría ser el resumen de mis días.
Dicen, que según el estado de ánimo de uno, la música que le acompaña en la travesía le hace pensar, reflexionar, sentir, reír, llorar,… y no cabe duda que el Carnaval, así siempre, en mayúsculas, tiene una frase, una presentación, una cuarteta, un pasodoble para uno de esos estadíos complicados a veces hasta de explicar.
Mi coche suena a 3×4 a veneno y veneno del de verdad, del que cuestiona la legitimidad de la Corona, el veneno que elabora melodías consonantes y asonantes e imagina rimas pausadas acompasadas. Una amalgama de sensaciones que solo los que sentimos la literatura excelsa cantada, tal vez podemos entender.
Mi casa suena a 3×4 porque desde la habitación del hospital, mi hija tuvo por única nana Si Caminito del Falla, porque un paso doble de esos que te erizan la piel no se oye, se escucha mil veces y siempre eres capaz de sacar una nueva línea maestra que te inunde el alma y te lleve a otro mundo. Tal vez ese mundo en el que el autor estaba cuando trazó el verso con la maestría del que compone sin saber a dónde lo lleva.
Bonitas travesías escritas por dónde circulo en mi día a día.
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