No más de lo que marca el reloj del título… cuatro suspiros, cuatro ratitos de vida.
Cuatro suspiros que no llegan a cuatro segundos. Imagínate asumir cuatro años si ni siquiera pasaron cuatro minutos.
Sumas lo que los lados de cualquier paralelogramo y no eres consciente que ya has vivido más que algunas generaciones enteras.
Cuadrado perfecto le llaman, número de cámaras de tu corazón inmenso. Las patitas del banco, el número atómico del berilio.
Tierra, fuego, aire y agua… cuatro eran los ríos en el Jardín del Edén como cuatro son los puntos cardinales de la brújula, de la tuya, la que siempre marcará el Norte, partiendo del Sur.
Cuatro evangelistas y cuatro jinetes del Apocalipsis, cuatro, para llevarte sobre cuatro ruedas.
Número de cuadraditos de cada una de las piezas de tu tetris de vida que poco a poco se van acumulando sin darnos cuenta. Líneas que se suman…
Hoy hace cuatro años que llegaste y nunca serás consciente de lo feliz que me/nos haces.
Cuatro suspiros hace que me explotó el corazón para siempre.
Niña de la sonrisa constante, de la intensidad por bandera y de la melena al viento porque así tú lo prefieres. Cualquiera te deja sin tu tarta de Minnie…
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