
Al calor de la cama vacía, el insomnio.
La mente trabajando a deshoras,
dando libertad y falso testimonio
en el que cada instante te devora.
Pasean por tu mente miles de historias,
fantásticas e ilustradas,
provocadas por locuras transitorias,
caóticas y mal ordenadas.
Y, ¿dónde quedó el frío?
Que quiero que me acoja,
para salir de este universo sombrío
dejando a un lado tanta paradoja.
Y sigue el calor y el insomnio…
Y yo, solo, durmiendo con mi demonio.

Deja una respuesta