Llevaba un buen rato contemplándola. Diría que fue eso que dicen algunos, un flechazo. Era preciosa. Morena de ojos claros, de mirada penetrante y esa sonrisa. Sobre su linda figura, ciñéndose, se recreaban los lunares de suvestido de flamenca. No podía dejar de mirarla.
Sin embargo, ella solo tenía ojos para él, era una estupidez de mi parte tan solo ilusionarme. De pronto, una discusión entre ambos me sobresaltó. El trato hacia ella no fue el correcto. Entre lágrimas salió de la caseta. Élsimplemente se desentendió y la dejó marchar. Mi mejor amigo me dio un codazo cómplice, y me susurro, ve con ella.
Seguí su consejo y sin pensarlo, la seguí. Supe que caminaba sin rumbo, herida. La noche cayó y refrescaba en el Real. Ella cubría sus hombros con su mantón, bordado de lindas flores. Las mismas que grabé en mi subconsciente para no perderla de vista. Algo que no iba a permitir.
Tras caminar un largo rato se detuvo ante una caseta. La entrada no le era permitida, me acerqué como el que no quiere la cosa e hice buenas migas con el portero. Anda, vamos, solo somos dos, mi novia y yo. Algo que me permitió tomarla de la mano y entrar sin más.
Justo en ese momento, una de mis sevillanas preferidas sonaba. Apenas le dejé hablar, tan solo busqué un hueco y le pedí que bailara conmigo.
En un suspiro se fue la primera. Mi buena amiga la timidez hacía acto de presencia, me dije hoy no, ahora no, por lo que le eché a patadas. Me esforcé en ser una buenapareja de baile. Ella controlaba, me dejé guiar. Tenía que reconocer que era un puro desastre aunque con gracia, algo que dio juego en mi pequeña conquista.
La segunda pedía a voces un pequeño acercamiento, acortando distancias, cuentan que representa la seducción. Le tomé su cintura con delicadeza, ella se dejó hacer, algo que me relajo y pude disfrutarlo más aún.
La tercera llegaba con fuerza. Un firme taconeo cual empoderados nos hizo reír, desparpajo de positividad unido a esos pases lentos que sin duda, cautivaban.
Bien cerquita asomaba la cuarta. Pases acelerados que te ponían a prueba, manteniendo un poco el equilibrio, había que acabarla, sin tambalear y salir airoso, cual triunfo.
Ese duende feriante se metió de lleno aquella noche en aquella caseta. Farolillos de colores mariposeaban de entre el albero. Un rebujito de sensaciones con ramillete de volantes y castañuelas con arte hacían la más linda de las veladas. Era primavera en Sevilla, Feria de Abril, sin duda, paraíso de ensueño…
Lourdes says
8 mayo, 2023 at 12:48Simplemente maravilloso como describe nuestra feria de Abril y sus fantásticas sevillanas llenas de alegría y arte sin faltar lunares y volantes adornados con farolillos y regado de mazanilla y rebujito con el cante