Supongamos que este que escribe tiene un horario normal, supongamos que la siesta es cosa de flojos, supongamos que…
Despertar de un sueño profundo, real, de esos que la duda entre el coma y la pérdida de conocimiento adquieren importancia preocupante ante el descenso de constantes vitales y lo difícil de la apertura de ojos. Y del sueño desperté alguna hora después de la finalización del encuentro porque en mis lejanos recuerdos, soñé con una tarde de lluvia intensa, un césped perezoso que invitaba a la no celebración del encuentro, más por desganas que por el estado real. Soñé un partido de fútbol ante… parece el Real Madrid pero su equipación es como menos morada de lo que recordaba y el ambiente era así como si todo estuviese en la nebulosa tardía. Mis ojos “acataratados” parecían tener dos persianas echadas, dos muros infranqueables y los latidos eran lentos, constantes pero cuasi imperceptibles ni ante el pitido inicial. En el césped, en ese césped perezoso, los nuestros, los de blanco, pero como transparentes. Entes que deambulaban de blanco, sábanas que se movían con los grilletes atados a los tobillos, como si quisieran correr y no pudiesen, como si de otro espíritu más poderoso se tratase y los amarrase, los contuviera, los ordenase y calmase,… sosiego.
Pero hubo uno, caído, nada de ángel, de sangre más roja que la de Caparrós y no por sevillismo; un pequeño demonio de Argentasmania que pierde los papeles entre provocaciones y sacó la guadaña justiciera para volver al destierro cayendo nuevamente, posiblemente para no volver a levantarse más con la casaca blanca.
Entremedias recuerdos e imágenes que se me vienen de un gran gol de Rafa Mir, el debut de un chavalito que ojalá… y según parece, -sigo sin tenerlo muy claro- una derrota con sabor a previa, a no perder tres puntos porque no había ni eso en juego.
Será que tenemos cosas en las que pensar, será que el miércoles 31 de mayo ya es fecha para la historia y eso que Budapest está ahí al lao, Coria del Río a mano izquierda. ¡Grande don Manolo Cardo!
Será que… ¡será! Y esperemos que sea… ¿ven? Ya me estoy espabilando…
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