“Solo es un deporte que inventaron los ingleses donde siempre ganan los alemanes.” ¿Seguro?
“Sólo son once tíos en pantalón corto dándole patadas a un balón.” ¿Sólo?
“El opio del pueblo”. Alguna droga hay, que yo lo he “uelido”.
¿Se os ocurre alguna frase histórica, mítica y manida más?
¿Será que el ser humano busca en lo básico e intrascendente la felicidad? ¿De verdad te hace feliz? Malditos todos los que hacen negocio de algo así.
El fútbol es algo mucho más que un deporte, tal vez, el único donde el más malo tenga alguna oportunidad contra el mejor. Bueno, en el boxeo un gancho perdido que no termina en el aire puede acabar con el campeón en la lona pero, ¿se os ocurre otro? Imposible…
Y ya hasta me olvido del propio deporte porque bien puede ser una filosofía de vida, un sentimiento tan grande e irracional que se nos escapa de las manos cada día, capaz de sacar lo mejor o sobre todo, todo lo peor de cada uno de nosotros expresándolo de la manera menos sospechada y no, no hablo de las redes sociales donde bueno, zarandear un poco el arbolito hace que algún pajarito píe más de la cuenta con sus correspondientes carcajadas superiores mientras intuyes cómo el grosor de su vena comienza a ser superlativo.
Necesito ayuda, no sé cómo explicar que algo que comenzó como una batalla ociosa y no tan ociosa entre pueblos haya sido limitado por Reglas con el paso de algo más de un siglo y sea tan apasionante.
Todos tenemos cabida en él; fenómeno social, lugar de encuentro donde las copas y los puros siempre han rulado, donde los besos, los abrazos, las sonrisas y los llantos se unen pasando de la Pista principal del mejor circo del mundo a una sala de Tanatorio donde ha fallecido ese familiar tan querido sin cambio de escenario, de una escena a otra y sin cerrar en ningún momento el telón.
Todos tenemos cabida aunque si no tienes sentimientos y no te vuelves loco en un partido de tu equipo, sólo cabe una deducción: ese no es tu equipo. Perdón, ninguna reflexión sin su error, también cabe pensar que no te gusta el fútbol.
Y esto… ¿a qué viene? Pues viene a que anoche, tirado en el sofá, medio adormilado me emocioné al ver cómo en un segundo, miles d personas rompieron a llorar; unos se estremecían por la victoria inmensa que sentían como suya y se esfumaba y otros, que lograban una hazaña perseguida y muy trabajada en ese último suspiro de vida deportiva y todo, encima, con factores externos, ya internos, del propio “show”.
¿No dicen que los niños y los borrachos siempre decimos la verdad? Pues no hay nada más sincero que el llanto desconsolado de un borracho. Perdón, insisto con los errores, de un niño.
¿Millones de personas viven equivocadas? ¿Millones de personas sin cultura ni formación? ¿Millones de personas…?
Y así, millones de preguntas con la misma respuesta: “El fútbol es fútbol”
Deja una respuesta