Cuentan los mayas ser un árbol propio del edén de los dioses. Energético, afrodisíaco o alucinógeno. El caso es que vino a quedarse en este, nuestro paraíso terrenal, conquistándonos. Endulcémonos pues la vida con tal delicioso producto. Voy a por una onza…
Patricia Delgado
En la plantación de cacao, los trabajadores hablaban de una leyenda aterradora sobre una criatura que tenía tentáculos de cacao y se ocultaba en las profundidades de la fábrica. Muchos habían desaparecido misteriosamente durante la noche, dejando solo sus colegas aterrorizados. Años después, se descubrió que el cacao estaba siendo utilizado como modificador genético y el experimento había fallado, creando una monstruosidad con apetito humano.
Manuela Sánchez
Desde el sofá de mi salón luchaba por evitar la calor que emanaba del subsuelo del bloque.
El viento de poniente daba cuartelillo a la humedad del levante, proporcionando un leve frescor.
Al otro lado de la reja dos amigas se contaban sus penas de amor.
«!!!!Qué cacao tenéis, chatas!!!»
La Renacida
I
Que nadie piense en chocolate que por ahí no van los tiros…
II
Cacao maravillao cantaban las Mamachicho…
Eran los años noventa y el destape llegaba a la televisión privada.
Hoy es inviable ver ese tipo de programas. Seguimos avanzando…
III
Menudo cacao tendrían en Babel… ¿menudo? ¿Torre?
¡Qué gran película!
Lo dicho, todo un cacao…
IV
Y todo surgió a partir de un color, rojo para ser más precisos.
Entonces, ¿Por que el chocolate con cacao en alto porcentaje es marrón oscuro?
Vaya cacao
V
Y si sigo, me acuerdo de ti, querido señor Lat, natural de Granollers…
Juanma García
Relato humorístico:
Juan confundió el cacao en polvo con harina y agregó una taza entera a su pastel. El resultado fue una masa tan amarga que el primer bocado provocó muecas de dolor a todos los presentes. Desde entonces, nadie le pide que sea el chef en las reuniones familiares.
Relato histórico:
Los Mayas adoraban al árbol de cacao y llamaban al chocolate «xocoatl», el néctar de los dioses. Lo utilizaban en ceremonias religiosas y como moneda de cambio. La riqueza y poder de una persona se medía por la cantidad de cacao que poseía. El oro verde en su máxima expresión.
La Morada IA
Mendigar mendigo, feliz soy yo conmigo mismo, sin más necesidad que la de un cartón de vino.
Nada tiene que ver con esta palabra. Perdonen a este mendigo pero su cocó ahora mismo es un gran cacao.
¡Gracias por la moneda!
El Mendigo
Algunas noches en el internado nos reuníamos en una habitación, preparábamos cacao y contábamos historias de terror.
Al día siguiente llegábamos tarde a clase de mates.
Después del enfado, nos mandaba el doble de ejercicios.
Conseguimos ser los primeros en la olimpiada científica y hoy soy profesor de matemáticas.
Arancha Naranjo
Cacaooo maravillaooo… (Si la estás cantando, hazte un chequeo).
Ángel Salgado I
Tomate, patatas, maíz… ¡Y cacao!
El nuevo mundo, que ya existía, nos dió tanto.
Ángel Salgado II
Leche, cacao, avellana y azúcar… ¡Fuego a la Nutella!
Ángel Salgado III
Yo soy aquel negrito del África tropical, que cultivando cantaba la canción del Colacao… (¿Ésta también? ¡Al médico!)
Ángel Salgado IV
Del amargo de tu fruto
provienen los mayores placeres.
A diario te disfruto,
compartimos, no te alteres.
Ángel Salgado V
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