¿Qué por qué me encuentro en esta situación? No busque excusas ni piense que se las voy a dar. Estoy aquí porque así lo he decidido yo, nadie me ha obligado ni sufro un deshonroso destierro. Eso es para otros, los llamados valientes.
Si he venido hasta tan lejos es porque lo necesito, es donde realmente me siento a gusto. El lujo de ahí arriba es para otros. Para aquellos que creen que eso es la realidad de la vida, para esos que solo dan excusas cuando se necesitan explicaciones.
Sí, tienes razón. No vengo de aquí, e incluso alguien me tildará de lo que no soy. Me da igual. Si no me importa ni mi opinión, imagínate la de los demás.
Despertar entre algodones, bajo sábanas de seda y con cortinas que impiden el paso de la luz está genial. Hay gente que vende su alma por momentos así. Yo no. Y no lo hago, porque aunque lo he tenido, no soy de los que valoro ese tipo de detalles. Me gusta más la pureza de las personas, ver a través de los ojos de la gente y poder ser empático con ellos.
Pero no la empatía cuando alguien tiene un problema. Empático con sus miserias y con sus pensamientos más macabros y deleznables. ¿Qué por qué? Porque todos los tenemos, pero no hay el valor suficiente para compartirlos con el mundo. No vaya a ser…
Y como ya he dicho, a mí me da igual. Soy lo que soy, aunque tú me quieras ver de otra manera.
No busco batallas ni disfruto con las guerras, pero si ellas vienen a buscarme aquí estoy. A pecho descubierto y dispuesto a pasármelo bien, que hemos venido a jugar.
Vengo de arriba porque quiero estar abajo, quiero sufrir con la gente lo que yo sufro. Compartir mis peores miserias, ser uno más de todos los desdichados y batir mis alas con ellos.
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