En una noche sombría, mientras el viento soplaba desde el oeste, un barco se adentraba en las aguas agitadas del océano.
El capitán, atormentado por sus propios demonios, después de perder a su hijo en un naufragio, guiaba a su tripulación hacia lo desconocido.
A medida que avanzaban, el ambiente se volvía más opresivo, las sombras se retorcían y susurros siniestros llenaban el aire.
Los marineros, presos del pánico, se daban cuenta de que estaban atrapados en un viaje hacia la locura y la perdición.
El barco, con su carga de misterio y terror, se convirtió en una tumba flotante para aquellos valientes hombres del mar.
Manuela Sánchez
El sueño de Simon era comprarse un velero y surcar los mares del sur en busca del tesoro como hiciera su abuelo, el pirata Cassidy. De momento se contentaba con montar los barcos en miniatura dentro de botellas de ron. Tenía la habitación llena, pero no perdía la esperanza.
Arancha Naranjo
…Y la Nao Victoria logró llegar a su destino. Sevilla la esperaba anhelante. Coquetea siempre con ese viaje en barco, pues de aquí partió y aquí arribó. Canelita y clavo…
Patricia Delgado
I
Ponte tú a remar varios nudos, hasta llegar a puerto y volver y luego que me digan que el trabajo es cero porque lo que importa es el punto inicial y el final y no el recorrido…
II
Llegar a buen puerto siempre es meta aunque disfrutar de la travesía es maravilloso.
III
-No puedo navegar sin el barco, sin embargo,…-
Le interrumpe el discurso diciéndole que ya se había enterado y que no se repita tanto…
Juanma García
Levar anclas, buscar puerto donde respirar siempre es tarea difícil. Por brújula, tu corazón; por vela, tu ilusión; y siempre, a ti mismo como única tripulación.
El Mendigo
Tú sí que eres pirata…
Ángel Salgado I
Regalices y esponjitas…
Ángel Salgado II
Asaltos desde el sofá de mi casa al barco pirata. Atacan los Gi-Joes con paracaídas de plástico, se protegen los Cliks con sus arcaicas armas. La pelea es desigual, pero se antoja entretenida. Cuando todo parece perdido, aparecen los Caballeros del Zodiaco con sus brillantes armaduras y, no sin algunas bajas, terminan ganando la batalla.
Ángel Salgado III
Navegar por tus mares,
bendito veneno.
En tus olas salvajes
no hay mareos,
pa’ mis males
traes remedios.
Ángel Salgado IV
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