En esta ocasión hemos cambiado un poco el manido y humorístico epitafio porque para cagada, la del Sevilla. Y van…
Visitábamos Mallorca, con Aguirre empezando a tambalearse. Pues da igual. Diez partidos llevaba el Mallorca sin ganar y apareció por allí el equipo entrenado por el que solo gana en Copa del Rey y se acabaron las primeras prisas para el Mallorca.
Sacábamos al campo lo mejor que teníamos y digo teníamos porque Dodi Lukebakio puede presentar una lesión grave en la rodilla. Confiemos en que se quede solo en el susto.
Dmitrovic, Juanlu, Gudelj, Sergio Ramos, Pedrosa, Soumare, Sow, Rakitic, Ocampos, Dodi y En Nesyri. Dicho así y recordando lo mejor de cada uno suena a equipazo. Todo humo…
Los primeros minutos fueron muy prometedores: rápidos, con desborde, intención, llegada,… pues todo se disipó con el gol del Mallorca del canadiense Larin que llevaba siglo y medio sin anotar y a partir de este momento, ya se me nubló el cerebro y no veía nada. Ya no sé si hemos hecho un partidazo o una tragedia, si hemos llegado 4 o 40 veces porque mis sensaciones son las de un gusano que se arrastra por el campo tratando de llegar a ningún sitio, aunque en rueda de prensa, Diego Alonso dejó muy claro que estaba súper contento con el equipo porque habían hecho un gran encuentro. Lo cual me confunde y me deja perplejo.
Y para variar, la pizquita de desastre arbitral: jugada en la segunda parte, disparo de Pedrosa desde fuera del área que rebota en En Nesyri cambiando la trayectoria del balón y colándose en las mallas de Rajkovic, denominado el MVP del encuentro, por lo que no habrá sido el Sevilla tan malo como yo lo veo, ¿no? No sé…
El árbitro concede gol y el VAR le dice que espere y tras unos minutos va a verlo y… ¡codo! ¡Por detrás! ¡A ciegas! Y eso es mano… lo lamentable ya no es que se anule o se deje de animar un gol, no. El Sevilla debe salir a golear a un equipo malo de solemnidad como el Mallorca que además lleva semanas sin Muriqi, su mejor goleador y con algunas bajas, lo triste es que un centímetro de la parte posterior del codo sea considerado por el Reglamento actual como mano. ¿En serio los señores de la International Board pueden considerar eso? Pues sí, cristalino: mano (codo) que desvía una pelota y acaba en gol: mano!
Y a este hecho nos aferramos o se aferran muchos para justificar la debacle de un club que se muere, un corazón que empieza a latir más lento y nada ni nadie puede acelerarlo para recuperar sus constantes vitales al ritmo de aquello de la casta y el coraje…
Mientras, en el palco siguen los dos elementos que están llevando, apoyados en los demás accionistas importantes, al desastre más absoluto y a la pérdida de nuestra identidad, esa que tantos años nos costó tener.
Pedimos respeto a los árbitros cuando los dueños del club, esos sevillistas que queríais mandando, se lo han perdido por completo.
Mala pinta, muy mala pinta tiene esta historia…
Deja una respuesta