
El fútbol es un estado de ánimo, por lo que podemos decir que la Real Sociedad es ahora un equipo triste, cabizbajo. De sus últimos cinco partidos sólo ha ganado uno, y fue contra el Mallorca en liga. Un resultado que, de haberse dado en Copa, les tendría celebrando el pase a la final. Eso explicaría que en quince minutos le metiese dos goles un equipo que se está desperezando como es el Sevilla. [tenéis una crónica del partido más amplia aquí]
Por abajo, agarrado a la cornisa a base de empates agónicos está un Cádiz al que le van quitando dedos con cada jornada. El Celta ya está a cinco puntos, después de un 1-0 ante el desahuciado Almería.
En la zona templada, Getafe y Las Palmas empataron en un partido del que poca gente fue testigo directo, ya que la lluvia arreció de lo lindo y la grada de Getafe no cobija. Un bonito espectáculo sobre un césped que aguantó de maravilla, todo sea dicho.
Por arriba, el Madrid consigue empatar en Mestalla en un partido en el que el fútbol fue lo de menos. La duda que me asalta, en este mundillo de sobreestimadas estadísticas, es si a Carvajal le van a contar la asistencia a Yaremchuk. Más allá de ese detalle, y como suele pasar con el Madrid, el partido no terminó con el pitido final, sino que va a alargarse unos días más (la Champions nos salvará de la turra). La cuestión, que Gil Manzano decretó el final apenas uno segundo antes de que Bellingham rematase a la red un centro desde la derecha. El enfado de los jugadores del Madrid es totalmente comprensible.
A lo que asistimos, ya sin asombro, es a la retahíla de tuits de los periodistas de Real Madrid TV y los vemos como esos coreanos que compiten por ver quién llora más la muerte de su dictador. La competencia aquí ya ha dejado de ser relevante, porque se les muere un dictador en cada partido y, claro, la grandilocuencia tiene sus límites. Supongo que Florentino estará contento con sus huestes.
Barça y Girona no consiguen aprovechar el tropiezo del Madrid y ya pocos piensan que van a pelear por algo más que el segundo.

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