
Estábamos muy enamorados. Por las tardes íbamos de la mano por la ribera del río. Un día me llamó para decirme que había tatuado nuestros cumpleaños en el árbol, pero en realidad eran los números con los que había ganado en la primitiva. No volví a verlo.
Calila
Ver nuestras iniciales dentro de un corazón, por y para siempre, cual tatuaje del árbol, me emocionó sin más. El romanticismo debe perdurar, por favor, que no me lo cambien…
Patricia Delgado
I
Una historia que había terminado antes de comenzar.
Un amor que surgió como flor entre el asfalto.
Imposible, nada. Improbable, posible.
II
Ella camina a paso ligero, quiere conocer cuanto antes a la nueva ilusión que lleva en su centro.
Él intenta escapar entre montañas de papeles sin saber en qué punto se perdió.
Ya no se reconocen, pero tatuada en un árbol sigue estando su historia.
III
Esos besos, esas caricias, los te quiero y las risas. Recuerdos en su memoria, tatuado en sus mentes ese árbol, semilla que dio origen a su bonita historia.
Rocío C Gómez
I
El árbol guarda heridas que no sangran: fechas talladas como sentencias. Cada número es un suspiro detenido en la corteza, una memoria que se aferra a la savia. Nadie recuerda quién las escribió, pero todos sienten que allí comenzó —o terminó— algo.
II
Bajo la sombra del árbol, las fechas arden sin fuego. Son cicatrices del tiempo, promesas que no germinaron. Alguien quiso dejar constancia de su paso, pero el bosque no olvida: todo nombre, al fin, se vuelve hoja.
III
Ánima del suelo que escucha secretos,
Raíces hundidas en siglos de voz,
Brotas del alma sin pedir permiso,
Ofrenda al viento, testigo del sol,
Luz que respira en la piel del adiós.
Anita
I
En la corteza del árbol, fechas heridas. Nadie sabe quién las grabó, ni les importa.
Cada año, en otoño, alguien deja flores secas al pie. Sevilla calla, como si también recordara.
II
El árbol del parque guarda su propio archivo: fechas, iniciales y promesas que ya no existen. No hay hemeroteca más sincera que esa madera: allí están los amores breves, las ausencias largas y la lluvia, que borra lo que el tiempo no se atreve.
Nemesio Laverde
I
Veintinueve de abril,
ojalá aguas mil
aunque haya alguna cofradía que así,
a la calle se aventura sin pensar,
que el cuerpo de acólitos se resfría.
II
Nueve de junio, acabó selectividad y ellos, mientras sus apuntes ardían en la hoguera, tatuaron dicha fecha para siempre.
III
¿Estarías con alguien que lleva una navaja a una cita? Curro Jiménez con su trabuco y poco más.
Juanma García
Por los que ya no están, por los caídos.
Por los talados por alcaldes asesinos.
Ángel Salgado I
Vivir, viví contigo un tiempo prohibido.
Que trajo, a mí vida, equilibrio.
Ya, solo me queda el recuerdo
de un gran amor efímero.
Ángel Salgado II
Aquí estuvimos hace casi un año… ¿No fue contigo?
Ángel Salgado III