
Otro año que se ha pasado agosto. Ese ambiente de vacaciones y de relajación. Lo mejor es poder ir de fiesta de noche y levantarse tarde por la mañana y tomar el desayuno en el jardín – café, con croissant tostado, mermelada y mantequilla-. Ojalá yo no fuera el camarero.
Calila
Me arrepiento, no me atreví a cruzar el jardín y decirte lo que siento.
Me quedé detrás de los árboles, escondido, atrapado por las ramas del pánico que me generaba tu mirada frente a la mía.
Me arrepiento y, con dolor, ya he asumido que no habrá más desayunos en el jardín contigo.
Ángel Salgado I
Recuerdos de Pereira, con aroma cafetero, desayunando un tinto con fruta fresca.
El sonido abrumador de la naturaleza más viva que recuerdo.
Volver, siempre.
Ángel Salgado II
En plan voyeur, con la envidia del tieso, mirando al vecino disfrutar de la vida.
Ángel Salgado III
I
Sentado en silencio, el sol asomando entre las montañas y tu café aún humeando. Es tan fácil olvidar el mundo desde aquí. Apenas uno o dos madrugadoras golondrinas trinan alrededor. Pronto vendrán las zumbantes abejas y las molestas moscas. Que hermoso amanecer, que hermoso día.
II
El té se enfría bajo la mañana helada. Unas nubes anuncian lluvia pero aún están lejos. Aún tengo tiempo hasta que descarguen. Zeus, el gato del barrio, se pasea por las flores, siempre aparece a esta hora, sabe que le doy comida. Sería una mañana perfecta, aquí en silencio entre plantas. Sin problemas ni preocupaciones.
Espectro Errante
I
Se sentaron juntos a degustar un zumo, una tostada. Se miraron a los ojos y sin saber que eran las últimas palabras que ambos compartirían se declararon amor eterno.
II
Café y flores a la sombra,
aromas de felicidad.
Juanma García
I
El café humeaba entre las flores aún dormidas. Miré el cuaderno, el pan crujía al partirlo, y el sol se filtraba entre las hojas como una noticia recién llegada: tibia, luminosa, efímera. Todo en ese jardín olía a comienzo.
II
El desayuno se servía con el rumor de las abejas y una luz que no admitía prisa. Entre sorbos de café y notas dispersas, comprendí que escribir también era eso: dejar que el día se abriera lentamente, como un jazmín en la primera línea.
Nemesio Laverde
Tras una semana de idas y venidas, reuniones de presentación, colapso en el trabajo y un sinfín de desavenencias, no veo el momento de ese bendito desayuno en el jardín que derrochará, sin duda, una placentera positividad.
Patricia Delgado
I
Me gusta amanecer siempre junto a ti.
Zumo de naranja, desayunando en el jardín.
Eterna primavera, estar a tu vera.
Amor juvenil, siempre junto a ti.
II
Entraba la luz cálida, su sonrisa era amable.
Tostadas con mermelada, café y zumo sin pulpa. Mantel a cuadros.
Vestido primaveral largo, fresco. Pies descalzos sobre la hierba.
Libro en mano abierto a la mitad.
Mañanita de felicidad.
III
El rocío en la mesa. La abuela sonrió. El café olía a tierra, jazmín y azahar. El pequeño le dio un mordisco al pan. La aventura esperó en el jardín.
Rocío C Gómez
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