Te confieso que eres la única, que pese a que mi boca lance nombres de otras e incluso comparta con ellas parte de mi vida, nunca hubo otra. Ellas también saben de mis miedos, de mis ilusiones y de mis retos, pero ni se asoman a las ventanas de tu grandeza.
Ninguna mejor que tú, no me suelto de tu mano ni dejo de respirar tu aroma, no puedo. Cuando noto que el tiempo estira demasiado nuestro reencuentro busco tu camino en el mapa de los sueños y revivo los vividos contigo, pensando en cómo serán los siguientes, en cómo los disfrutaré junto a ti.