De parte de los que comen tímidamente en el tren o en el metro, de los que dejan salir a las personas antes de entrar, de los que ceden el asiento con la sonrisa en la boca y sin necesidad de recompensa. De los que remiendan antes que tirar, de los que guardan los sentimientos en cajas llenas de recuerdos, buenos y malos, de su vida.
De los que no son nada especial ni nada extraordinario, de los que se ponen de parte de los indefensos, porque ellos mismos se sienten así a menudo. De los que sufren sufriendo por el mal ajeno y de los que hacen suyos los logros de los demás.