
Arribé a Dublín el 2 de diciembre
de 1992, huyendo de mi propio
martirio.
En aquel entonces, por mis pagos,
no hacía más que vivir entre la
oficina y el hampa. Era un chico
formado como solo en un país
latinoamericano alguien puede ser
formado: clase media-media baja,
aspiracional, atando con alambre
(como dicen en el Río de la Plata) y
siempre con la guardia alta, criado
entre extrañas y violentas dictaduras
(que aplaudimos y pedimos) y
pequeños destellos democráticos que
apagábamos.
Tengo valores judeocristianos, así me criaron, queriendo y dañando al prójimo en simultáneo.
Siempre me llamó la atención que, uno ama, daña y sufre por uno mismo y por los otros en simultaneo. Quizás estascaracterísticas son propias de la humanidad y las heredamos al nacer,
pero deseo a la mujer del prójimo y sufro ese deseo (en el mejor de los casos, queda en un
anhelo); No va al caso con la historia que estoy por contar, pero no quería dejar pasar esta
incógnita que habla de mi identidad. En algún momento profundizaré más sobre ella.
