De parte de los que comen tímidamente en el tren o en el metro, de los que dejan salir a las personas antes de entrar, de los que ceden el asiento con la sonrisa en la boca y sin necesidad de recompensa. De los que remiendan antes que tirar, de los que guardan los sentimientos en cajas llenas de recuerdos, buenos y malos, de su vida.
De los que no son nada especial ni nada extraordinario, de los que se ponen de parte de los indefensos, porque ellos mismos se sienten así a menudo. De los que sufren sufriendo por el mal ajeno y de los que hacen suyos los logros de los demás.
De los que ayudan sin necesidad de ser reclamados, de los que quieren a pecho descubierto, de los que llaman a las cosas por su nombre, de los que insisten para obtener respuestas, de los que hasta mendigan para poder ver a sus amigos, de los que aman y quieren ser amados, de los que esconden sus miserias de puertas para dentro, de los que esperan y de los que son esperados.
De los que reclaman su sitio en la tierra sin arramplar ni crear distancias inseparables, de los que luchan con la palabra, de los guiados por el corazón, de los que se dejan aconsejar, de los que inundan de sentido común el ambiente, de los que ríen por no llorar, de los que sacan las sonrisas de manera natural y de los que dan besos y abrazos llenos de sinceridad.
Hoy, y siempre, de parte de ellos.
ÁS_FdN
el guerrero says
25 septiembre, 2013 at 09:11De uno que lucha por la verdad y siempre va de frente, hacia todos ellos…chapó!!
Celia says
25 septiembre, 2013 at 10:11Personas como la que plasmas en el articulo, desgraciadamente hay pocas, pero las hay. Son personas que parecen no despertar mucho interes entre la humanidad, pasan desapersividas, pero en su camino van sembrando una templanza y tranquilidad, ayudando o resolviendo siempre cosas, que cuando la analiza, es cuando ves la maravilla de persona, sin envidia, sin condiciones, sin interes. Yo tambien estoy con ELLOS, viven mejor y al final consiguen sus propositos. Un abrazo