Barcelona, 0:00 de la noche del ya viernes 21 de Marzo, es cuando me dispongo a escribir estas líneas.

da la vida. Pasamos de ronda y busco a alguien con quien abrazarme, no hay nadie, y es cuando llamo a mi padre y al escuchar su voz me derrumbo, lágrimas y más lágrimas pero no de pena, no no, de ilusión de alegría por compartir esta pasión aunque sea por teléfono, que grande eres Sevilla, que en la distancia me haces ser mas defensor de la blanquiroja bandera, me has dado ilusión, alegría y ser más sevillista aún si cabe que lo era antes, me has hecho entender el servilismo de una manera más radical, a muerte por tus colores como reza ese cabrio de aliento «y pobre del que quiera todavía la ilusión» porque será en esos momentos donde estaré para defenderte.