Decisiones de buena o mala tarde. Mensajes que te marcan por sinceros. Sensaciones extrañas…
Sabiendo que solo es trabajo y no directamente el tuyo, consigue que te entristezcas por lo real del mismo, por lo duro…

Palabras adultas consecuentes y con el cogote a la vista por lo bajo de su cabeza cuando lo importante es lo sincero del mismo, su reconocimiento del fracaso puntual aun sabiendo que eres grande. Y la sombra oscurece mi tarde.
Tarde que se oscurece en lo interior cuando te detienes, piensas en modo egoísta y te dices, ¿es problema mío ni ná? Un solo segundo dura ese pensamiento porque el momento es extremadamente sensible, y la situación complicada. Automáticamente mi mente se conjura y se pone a su disposición para tratar de paliarlo en la medida de lo poco posible.
Se hace el silencio… silencio complejo, poco aceptado.
La vida pasa y aprendes a aceptar todos los silencios, los tuyos, los del prójimo e incluso de algún desconocido aunque sin duda, los tuyos suelen ser los más complejos ante tu propia aceptación.
Silencios, sensaciones. Sensaciones, silencios…
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