Dicen que no puedo vivir sin ti, dicen que eres necesaria para mi persona. Como una especie de batería adosada a mi cuerpo. Sin ella no podría caminar, mis manos no escribirían y mis ojos no parpadearían.
¿Cómo le explico yo a alguien todo esto? ¿Cómo hago para que me entiendan si ni yo mismo me entiendo?
Subir para luego bajar más rápido, con menos ganas y cansado de estar de nuevo abajo. Casi vencido por otro intento sin intentarlo. Una vez más, solo al frente del cañón y con el cañonazo en pleno estómago acomodado.
Pero estás ahí, omnipresente y transparente. Con la doble transparencia, sin filtros y sin verte. Siempre para lo bueno y para lo malo. La guía sin estrellas michelín, pero repleta de reseñas de grandes tascas, con serrín en el suelo.
Recuerdo pequeños escarceos, a plena luz del día, sin furtivismo y con alevosía, mucha alevosía. Que para disfrutar del zumo, hay que exprimir bien todo el jugo. Y luego está la piel y los grumos, todo suma, todo aporta.
No espero nada, solo estaré pendiente de que sigas pendiente de mí, mientras todo sigue pendiente.
Dependiente.
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