Y en ese orden…
Visitábamos San Mamés con la afición inundando de pesimismo las redes sociales y sí, tenía razón. Hemos visto posiblemente, los peores 47 minutos de este equipo en mucho tiempo.
Ridículo espantoso que se puede achacar a mil y un motivos para justificar lo que parece injustificable. Que sí, que tenemos 5-6 bajas importantes. Que sí, que el banquillo no está dando la talla. Que sí, que encima Kounde realiza su peor partido como sevillista. Que sí, que Augustinsson encima se marcha tocado. Que sí, que encima Fernando no juega contra el Atlético de Simeone al ver la quinta amarilla y cumplirá ciclo. Que sí, que Óscar es evidente que no puede jugar en el equipo. Que sí, que Rafa Mir esta verde para ser el nueve titular. Que sí, a todo lo que se os ocurra como justificación, pero el equipo debe saber a lo que juega y no lo hace.
La primera parte se resume en las siguientes líneas, dominio superlativo del Athletic con dos tiros a los palos, de Dani García con 0-0 y de Vencedor con 0-1, donde los hermanos Williams volaban con un Raúl García a su ritmo y un buen Muniain pero el Sevilla llegó media vez a puerta y desde el borde del área la mete por la escuadra.
La segunda parte es la típica del equipo de Lopetegui; todos encerrados atrás, esperar a que el equipo contrario no acierte y eso ha ocurrido.
Los tres puntos de hoy, que nos alegra numéricamente, solo se justifican por la falta de gol del Athletic, y la calidad de una plantilla que con una individualidad, la única puntual del partido, en el único disparo a puerta del Sevilla, ha anotado un gol y al final, ni importa la táctica, ni la imagen, ni el sufrimiento y nada. Solo importan los goles y una vez más, metimos uno más que el contrario. Fin.
Aaah, y que nadie piense que con esto se olvida el desastre en Champions.
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