Me encantaría poder hacerte ver que el mundo está para disfrutarlo. Que entiendas que todo lo bonito que nos queda por vivir superará los malos momentos.
Me encantaría que tu vida se tornara de positivismo, que el «romero, romero, que se vaya lo malo y entre lo bueno», fuese tal cual.
Que si hay que aporrear bien fuerte un cristal, yo estaré aporreando contigo.
Me encantaría tener la solución a tus problemas y ser capaz de evitar todo lo malo que te pueda ocurrir. Que fuese tu escudo y tu buen asesor.
Me encantaría que no hubieras sufrido nunca y que ese dolor que te acompañará para siempre se convirtiera en un alegre recuerdo.
Me encantaría, y nadie sabe cuánto, ser la persona que te mereces. El compañero ideal y no ser un poco trasto tan de vez en cuando.
Que si tú te caes, siempre caerás en mis brazos y si no puedo contigo, caeremos los dos juntos e inventaré algún comentario gracioso que quite drama al momento.
Me encantaría ralentizar el momento presente y darle cuerda al ausente, aunque sea egoísta, para estar más tiempo juntos.
Que corramos, saltemos y bailemos a cualquier hora. Que no haya miedo ni vergüenza. Solo dos en el escenario.
Me encantaría tanto…
Deja una respuesta