
Pienso en lo que fuiste y se me cae el alma suelo. Un tito postizo que siempre ha estado ahí, en los momentos buenos, malos y regulares.
Jamás hubiera querido verte tras la sombra y asedio de un bicho sin compasión y sin miramientos. Pero no tengo nada que reprocharte, luchador incansable, jabato al pie del cañón a pesar de todo, a pesar del dolor, a pesar del miedo, a pesar de todo.
Decir te quiero no hace falta hacerlo con palabras, y hoy te digo te quiero, porque nunca antes lo hice. Te echo de menos aunque no te viera todos los días, tus bromas, tu buen humor, tus broncas a mi padre pero sobre todo, una cosecha repleta de buenos momentos que están ahí, llamado por salir, en mi memoria.

Todo lo hice a vuestro lado, sin ser familia… Playa, piscina, el club en invierno, barbacoas, comidas caseras que hemos compartido alrededor de una mesa, abrazos, emociones contenidas y cariño y amor a raudales.
Hoy este pequeño homenaje, ínfimo porque las palabras se quedan cortas y la emoción me supera, es para ti… Padre, esposo, abuelo, amigo, tito postizo, el chispas que siempre está. Una persona que me ha enseñado sin querer un como de espinas sin tirar nunca la toalla, así que sigue con ella en la mano, sigue por ti, por ellos, por nosotros, por todos… Sigue dándonos lecciones de superación que, sin ser conocedor de ello, estás forjando un legado que llevaremos siempre con nosotros.
Deja una respuesta