De la senda provisional que marcan las señales más llamativas, huye. Huye de las imágenes más luminosas y de las más sonoras . El camino asfaltado que adoctrina tu mente está repleto de grietas, de animales atropellados y de falsas esperanzas.
Que la oscuridad te guíe por el sendero de lo superfluo, que sea ella la que, a través de los otros sentidos, te guíe entre las tinieblas. Haciendo que tú, y yo, nos sintamos plenos. Y que lo terrenal se haga etéreo para siempre.
Salen aves nocturnas a merodear las veredas por las que paseamos juntos, en las que ya nadie nos echa de menos. Ni siquiera nosotros nos acordamos del pasatiempo que vivimos, encaprichados de nuestro destino.
Tú, tranquila. Que ya no llueve más y el barrizal bajo tus pies, solo ensucia los dobladillos de tus pantalones de campana. Las sandalias se las tragó la tierra y, aun descalza, te mantienes firme en el horizonte.
Eres la estrella guía del ejército de flores que buscan en ti, su vigía, mientras no encuentran consuelo a tanta contienda amarga.
Oscura luz del alma.
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