Solo unos días han pasado y este Rey Santo prosigue sin creerse que el avance de los mismos traigan con ellos el aroma de un recuerdo mágico, una paz interior inexplicable incluso con esta colección de vocablos encadenados y un sentimiento de gozo extremo.
Solo unas fechas han sido tachadas del almanaque de Sor Ángela que hay colgado tras la puerta de las cocinas catedralicias y los caldos ya no se confunden con el olor a incienso ni a cera líquida.
Solo unos días versan…
Días, días que transcurren con la velocidad de una hora y pesan como losas infinitas de centurias pretéritas. Tan solo son minutos de una nueva espera desesperante cuando aún vivimos anclados en esa chicotá lenta y sentida donde los sones de una corneta producen un eco magistral en la reflexión de un balcón engalanado. Colgadura de barrio, de devoción de barrio, amor de barrio…
Solo unos días llevome reflexionando sin reflexión, para mí, sin nada que emitir; cuerpo negro que absorbe cada uno de los momentos vividos, de cada rezo, de cada cuenta arrastrada para volver a alcanzarla en el rosario de nuestra Estación de Penitencia.
Marcho a proseguir meditando gozoso, pleno, con el sentimiento y el convencimiento de corazón lleno, inundado, rebosante de amor, de paz, de fe, de felicidad inusitada.
Somos unos días de luto emocional aunque con la certeza absoluta de la verfivicacion fehaciente de nuestras creencias.
Suena nuevamente el llamador del palio en mi cerebelo. La llamá del capataz a esos sus hombres buenos. Se adelantan los ciriales, al Cielo con la dueña de mis desvelos, de los vuestros,…
Sevilla, respira en profundidad y termina de llenar tu pecho de esa fragancia de verdad.
Se acabó lo que se daba pero dio tanto que ahora toca recordar y dejar que los trazos de pinceles inspirados dibujen nuestra mejor sonrisa.
Que así sea.
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