«Empezamos» —dijo Nina al llegar, dejando caer un dosier en la mesa de la sala de reuniones, en el que decía: medicina legal y forense.
—¿Y eso? —preguntó Reyes intuyendo que se trataba de un análisis de ADN.
—Lo acaba de traer en valija un mensajero —dijo Nina cogiendo la carpeta; cuando el comisario la imaginó abriéndola, y para evitarlo, le ordenó
—Aguardaremos unos minutos, aún no estamos todos—dijo mirando el reloj abrumado. Imaginando avergonzado la cara que pondría su equipo cuando recibieran la noticia. La misma cara que se le quedó a él cuando lo supo.
— ¿En serio? ¿A quién estamos esperando? —insistió Nina al soltar el informe con insolencia.
—¡Si lo piensa bien Inspectora…! Cualquier persona llegaría a la conclusión de que después de haber estado suspendida de empleo y salario; habría adquirido algo de templanza. ¡Pero es evidente que no ha sido así! —gritó el comisario dejando su silla libre—.
¡A quién vamos a esperar! —añadió Fabián cruzando los brazos sobre su barriga cervecera.
Esperamos al agente González —confirmó Reyes.
A los pocos minutos, Nina salía al pasillo, pensativa.
—No comprendo por qué continuamos esperando —dijo en voz baja mientras divagaba—. Soy consciente de que apenas hace una semana que he regresado, pero comienzo a creer que los chismes de Fabián sobre el comisario y el novato son ciertos, aquí está ocurriendo algo —dijo comprobando a través del cristal de la sala como Fabián la miraba con recelo—. Y todo. Porque dos días antes me vio con Antonio en la sala de pruebas…, ¡y el comentario cuanto salimos!:
¡Te he pillado! Me dijo en el garaje antes de subir al coche.
¡Cotilla prepotente! Yo no busqué nada de aquello. Lo que paso fue el resultado de muchas horas de trabajo, y apenas duró un segundo, ¿y si hubiera sido de otra manera qué?, no tengo que darle explicaciones ni a Fabián ni a nadie. Solo a mí misma, sobre todo después de verlo, está mañana tonteando con la tal Sonia —afirmaba con disciplina cuando fue interrumpida.
—Inspectora, ¿se encuentra bien? Inspectora. – repitió una voz autoritaria desde el interior de la sala.
—¿Qué quieres novato? —le contestó Nina con soberbia, y luego sin pensárselo dos veces añadió con resentimiento—. Eh… ¿Sabe que llega tarde novato? ¿Agua, café? —preguntó a los demás sobrada de ego mientras, Reyes, Fabián, y el comisario Rodríguez, la miraban incómodos. Hasta que el comisario reaccionó.
—¿Dónde estaba, Nina? Porque está claro que aquí, ¡no! Sabe, inspectora, estoy seguro de que le vendría bien darse un paseo. Así que, un cortado para mí, ¿y…?
—Otro —añadió Fabián colocando los codos sobre la mesa.
—Agua con gas, por favor —le dijo Reyes, reprochándole con la mirada su actitud, porque no hacía ni 24 horas, que le había advertido que tendría problemas si no se cortaba un poquito.
—Vale —aceptó Nina—. Pero el novato se viene conmigo.
—El novato —como usted lo llama inspectora, es el nuevo comisario en funciones —añadió Rodríguez levantando la voz.
—Anda, niña, con todo el equipo —dijo Fabián, burlándose de ella, hasta que se oyó.
—Mi nombre es Diego Díaz, y como les acaban de informar voy a ser su comisario. Y hechas las presentaciones. Comencemos… Andrea—añadió el novato llamando a Rodríguez por su nombre.
Continuará…
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