-Pero ¿Qué haces? Te veo estresada
-De eso nada, aquí viendo el tiempo pasar, cual Venus de Milo.
-¿Qué es el tiempo? Aquí pareciera que se haya detenido. Al menos para nosotras
– No seas negativa, a veces me dejas de piedra.
-Está bien, tú misma. Ahí te quedas.
…y ambas quedaron sin más, viendo el tiempo pasar.
Patricia Delgado
I
– Mari, ¿qué haces?
+ Tú hazme la foto así, como que no miro, ¡que tengo que subir ya algo al Instagram!
II
Fue tal hecho el acontecido que las mujeres se quedaron sin palabras. Pero, ¿seguro que están calladas?
III
Y desde entonces, pasaron de hablar hasta por los codos a aprender a guardar secretos. Sí, hasta al mismísimo aire que baila, a veces, indiscreto.
Rocío C. Gómez
Habían rechazado la invitación para ser ojos y oídos en la conspiración contra el palacio arbolado. Entonces el druida juró no devolverles la vida. Por eso, las dos estatuas se quedarían petrificadas para siempre. Agradeciendo que el futuro sonido de la batalla se tornara en imponente quietud y esperanza.
Katy Núñez
Siempre quise saber qué se contaban aquellas mujeres en el parque entre hojarascas y flores primaverales. ¿Acaso sus conversaciones eran tan prohibidas que los dioses las habían convertido en piedra para que no escaparan sus secretos? Las inmortalicé con la esperanza de descubrir algún día sus misterios.
Arancha Naranjo
DE PIEDRA.
Pasaban de las 10:00h cuando Marta y María hablaban cada una a su lado del camino.
-Pues mira Marta, que este año ir a ver a mis padres me cuesta ¡tres veces más que el año pasado!!!
-¡Increíble!!! ¡Me parece imposible!!!
-Pues créetelo!!!
-De piedra, me estoy quedando de piedra!!!!
La Renacida
Mujeres de piedra
Dos estatuas de mujeres de piedra estaban en el parque conversando en voz baja. La primera dijo: «¿No te parece que este lugar está cada vez más abarrotado de gente?». La segunda respondió con calma: «Sí, pero por lo menos no nos pueden mover de aquí». La primera sonrió y asintió, «Eso es cierto», y la conversación continuó en silencio.
Manuela Sánchez
I
María espera que te cuente que te vas a quedar de piedra…
II
Prima, me acabo de hacer el láser, mira qué suavidad.
¿Eran pelos o musgo, miarma?
III
Niña, disimula que ahí viene el primo del hijo del amigo del vecino, ¡ese que tanto te gusta!
IV
La frialdad se notaba en las palabras; el ambiente pesaba como el mármol y el mensaje de extraviaba entre el verde follaje.
V
Cara a cara, reencuentro de años, el cariño solo se podía sentir en alguna flor que aún aguantaba erguida, viva. No como la relación entre las dos hermanas.
VI
En el jardín de mis amores, una rosa es una rosa eeeeh ¡una rosa!, cada noche mi vida es para ti, que aunque Sevilla tiene un color especial, a mí me atormenta, en el alma, tu frialdad.
Juanma G. Valverde
Nada como un paseo en buena compañía por los Jardines del Parque de María Luisa para dejarse enamorar por Sevilla.
Rey San Fernando
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