En las horas bajas del estudio para los exámenes de recuperación me veía como una princesa de las mil y una noches secuestrada en una caravana por las dunas del desierto. Aborrecía despertar de mis sueños y mis padres no sabían qué hacer para que pasara de curso.
Arancha Naranjo
I
Borracho confundí una consonante y te tumbé en una de tus cráteres contemplando tal montón de arena.
II
Era el Día de la Inmaculada, cayó la noche y yo odiando esas canciones casposas hui por Mateos Gago
III
Me choqué una y otra vez hasta que fui capaz de tirarla y ver el horizonte de otra manera
IV
A la duna, a las dos y a la de…. ¡Tres!
V
Un bebé, un llanto desconsolado y un pasodoble como nana a los pies de tu cuna hicieron el resto hasta que el sueño venció…
VI
Una consonante… ¿qué es una consonante de diferencia cuando hablamos de Microrrelatos?
Juanma García
I
Doradas playas que vigilaban sus pasos. Su pensamiento itinerante iba saltando de duna en duna, apenas refrescado por el agua con salitre cercana. Al menos ese día había descansado…
II
Desde la duna más alta intentó volar, se veía tan capaz de todo… Miró al cielo y pensó que era suyo, miró al mar y pensó que también. Hasta que, finalmente, dijo: Esto debe de ser un sueño, por lo que intuyo.
III
Sintió el viento de cara corriendo cuesta abajo. Olía a salitre, tranquilidad y felicidad.
Rocío C Gómez
Durante un instante, Alberto cerró los ojos e imaginó las dunas… En aquel entonces, era un niño que erigía castillos en la arena de un lugar bucólico salpicado por la brisa marina; sin saber que las playas de Cortadura le traerían los mejores recuerdos de su vida.
Katy Núñez
Llegar, girar, mirar y verte a lo lejos. Pura vida…
Ángel Salgado I
Montaña móvil repleta de sueños,
no te alejes, no te vayas.
Tú sigue libre, sin dueños,
meciéndote por mis playas.
Ángel Salgado II
Un grano, dos granos, tres granos… ¡coño una duna!
Ángel Salgado III
12 de mayo de 2023.
Mabruk despertó con los primeros rayos del sol.
Su hamaca, colgada entre los palos de las velas de su jabeque, se movía con cada ola atravesada.
Las tres velas desplegadas los llevaban a la costa de Al-andalus.
Se alzó, orgullosa capitana, para mirar desde el trinquete y, de pronto, allí estaba, junto a la cuidad romana abandonada.
La duna de la luna llena, un milagro de Alá.
La Renacida
Era bello observarla. Intacta. Tan solo el viento podía tocarla. Cualquier ser la podría desfigurar entonces su magia se desvanecería. Cuál mar de arena, oleajes de dunas que van y vienen haciendo un guiño a esa inmensidad azul…
Patricia Delgado
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