Un verano trabajé de cartero. Lo que más me gustaba era recoger la correspondencia del buzón rojo y leer sus tarjetas postales entre “lo pasamos estupendamente. Muchos besos” o quienes se atrevían a escribir “he encontrado al amor de mi vida”. No había más literatura detrás de las fotos.
Arancha Naranjo
De puño y letra. La entregué. Tan solo espero que llegue a su destino. Ese que con tu ausencia se ensombrece. Pues de vida y muerte corre la suerte. Mas esperaré, cual loco enamorado, aguardaré tu decisión, acatándola, aunque lentamente me hiera.
Patricia Delgado
I
Cuenta la leyenda que antiguamente hasta él llegaban los mensajes más importantes. Ahora, en desuso, pero aún emite actualidad.
II
¡Atención, atención! ¡De orden del jefe se hace saber que vuelven las rebajas otra vez!
III
Desapercibido para el asiduo caminante; un reclamo para el visitante.
El tiempo pasa y él permanece. Sigue viendo aún cómo amanece.
Rocío C Gómez
I
¿Una alcancía? ¿El Arca de alguna Alianza? ¿Una caja fuerte? ¿Un….?
Yo que sé SuperCoco, yo que sé…!!!
II
Line, fiel competencia de Acliclas.
III
Lo único claro es que es es o el 14 o el 16… o sea, ni idea
IV
Es imposible confiar en ninguna compañía de estas raras de envíos; pedí un buzón, una trompeta, unos botines Nike y un vuelo en la compañía estadounidense para ir a Nueva York y fijaos lo que me dejan. Eso sí, 83 céntimos me ha costado.
V
¿Nadie va a decir nada del periscopio?
VI
Meditando sobre cuál sería la pegatina que han quitado…
Juanma García
La vida, eso que puedes conservar en forma de recuerdos, fotografías, postales o incluso suspiros.
El Mendigo
Mires por donde mires, algo hay.
No sé si bien o mal, pero algo encontrarás…
Ángel Salgado I
Paseando por mi presente, me encontré con esta estampa del pasado, pensando que venía del futuro.
Ángel Salgado II
Sin la cornamusa presente,
seguiría adivinando su uso.
Pese al tiempo, es residente,
de la misma calle, recluso.
Castigado y en desuso,
nadie lo tiene en mente.
Se siente solo y confuso
maltratado por su gente.
Ángel Salgado III
Al abandonar el hostal, vi el buzón, y quedé un tanto descontenta. En mi imaginación había experimentado en tantas ocasiones la visita a la campiña inglesa, pero finalmente, tras caminar poco menos de un kilómetro, allí se encontraban aquellos idílicos paisajes tan románticos de contemplar ante el imponente horizonte verde…
Katy Núñez
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