A la ausencia de sonido le llamamos silencio. Hasta aquí todos de acuerdo, pero si os digo que hay muchos tipos de silencios lo mismo surge el debate.
Se me ocurre el silencio placentero, ese del que disfrutar cuando tu mente no puede más y tu estado de sobre excitación te lleva a resguardar tu alma de todo lo que te rodea y basta una silla o incluso un suelo más o menos firme donde sentarte para respirar hondo y escuchar como el aire roza las paredes internas de tu nariz rasgando y robándole protagonismo a ese estado de letargo tan necesario.
También me atrevería a hablar de silencios con ruido. Concentración máxima. Una burbuja en la que te metes voluntariamente que consigue minimizar los efectos externos de distracción mostrando tu silencio, tarando el sonido a ese íntimo e ínfimo volumen al que tú puedes lavar tu propio silencio.
Pero hay otros tantos que pueden hacerse algo de controversia, como el silencio cómplice, el silencio inteligente, el silencio canalla, el silencio interesado, el silencio cobarde y por desgracia, el silencio ignorante.
Traten de disfrutar de este silencio a gritos y en próximas entregas seguiremos divagando en silencios…
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