Muchas horas del reloj visualizadas, casi todas. Sueño fraccionado como si de la cartita del recuadro negro de Hacienda se tratase.
Siesta a destiempo, cervezas anteriores por decenas, con efecto de cientos. Un par de copas y un paseo.
Cuerpo magullado por el no descanso, ojos que sienten, corazón que algo ve.
Cambiar varias veces el registro de la alarma hasta el “me levanto ya” sin que ninguna de las oportunidades que tuvo llegaran a sonar.
Domingo, cambio de hora, réstale una hora a mi vida, súmale esto a todo lo demás.
Indicios de día complicado; no hay pan que tostar. Café aguado, eso sí, correctamente edulcorado. Maldita cápsula que no se coloca sola en su lugar.
Y así, con un paquete de galletas encontrado y un café hecho a la Segunda me marcho a echar un ratito de trabajo.
Por suerte, el fresquito de la mañana hará su efecto, mucho más que el de la dicha anterior y llegaré presto a laborar.
Mañanas sin grandes complicaciones que se complican, indicios de que mejor debería quedarme acostado. Dios dirá…
Cabrónidas says
14 diciembre, 2023 at 10:54El día previo a unas vacaciones yo me levanto taconeando en el aire sin luxación.