
En el corazón de la noche, una añeja farola yace oculta en una muralla de hierbas. Sin luz que titile, desfalleciente, un lamento entre las sombras. Los susurros del viento traspasan las hojas, sus ecos resuenan con historias olvidadas. La farola, silente, es guardiana de secretos enterrados bajo el manto verde.
Manuela Sánchez
Apenas alumbraba, de ahí nuestra elección. Era un lugar recóndito, ideal para perdernos entre besos y arrumacos. Próxima cita ineludible, en aquella farola escondida, ya sabes…
Patricia Delgado
Encontramos una farola en el rastro, escondida entre un montón de cachivaches. Nos gustó por su diseño diferente y la compramos. Luego se vio que era una farola Belle Époque. Pudimos ganar un buen dinero con su venta, pero nos gustó para colgarla en el jardín.
Arancha Naranjo
Me escondo con disimulo para verte, porque dejar de hacerlo no puedo.
Ángel Salgado I
Ojalá la vida recupere su sentido.
Ojalá tu mirada se quede conmigo.
Ángel Salgado II
La naturaleza, sin prisas, hace su camino.
El ser humano, con prisas, destruye su destino.
Ángel Salgado II bis
Mimetizarse con el entorno, formar parte de él, entenderlo y respetarlo hasta ser uno solo. Conseguido.
Ángel Salgado III
En la vida hay que escribir un libro, tener un hijo y plantar una farola.
Ángel Salgado IV
Entre sus amigas las farolas, le llamaban Homera. Todo ha pasado ya en los Simpsons.
Ángel Salgado V
Nacer, crecer, reproducirse y convertirse en farola. El ciclo de la vida moderna.
Ángel Salgado VI
I
Era de noche cuando el termómetro marcada por encima de la treintena cuando la madre naturaleza decidió dormir. Como si de un ciclón se tratara, hizo suya la farola en su avanzar, olvidando la fragilidad del cristal que protegía la luz y lo último que se escuchó fue la fractura, justo antes de que la oscuridad fuera protagonista.
II
Y la propia naturaleza decidió que no necesitaba más luz para brillar…
III
¿A quién llamamos para arreglar esto, a un jardinero o a un electricista?
Juanma García
No miren por mirar, sientan el abrazo.
El dibujante
Una vez escribí en mi deambular nocturno acerca de una historia de amor entre un árbol y una farola que lo iluminaba. Hoy bien podría deciros que tanto era su amor que se fusionaron en uno. Pero no, es solo una secuencia de descuidos humanos que abandonaron el verde y dejaron morir a la farola.
El Mendigo
Deja una respuesta