
Recuerdo a la abuela, con su mirada firme y la chancla en mano. «¡No corran por la casa!» decía, agitándola como un cetro. La risa se mezclaba con el miedo, y nosotros, siempre alerta. Aún ahora su chancla sigue sonando en nuestras memorias, esperando llegar a tener nietos para lanzarlas también…
Manuela Sánchez
Eva soñó que había perdido su chancla en un aeropuerto. Tenía que correr para no perder su vuelo. Lo hacía cojeando, a saltos, angustiada, para paliar la falta de calzado. Al día siguiente encontró una igual que la del sueño en la calle. Ahora la lleva siempre en el bolso.
Arancha Naranjo
I
Una chancla, una simple y modesta chancla se convierte en el utensilio de incontables pasos errantes sobre arenas tan cálidas como tu corazón. Atrás quedaron esos veranos que trazan historias incontables en la piel de la tierra.
II
Érase una vez una noche cualquiera, la joven Lucía, con alguna copa de más, distraída con el teléfono, entre historias de Instagram y vídeos de TikTok salió apresurada, dejando atrás el bar perdiendo una de sus chanclas…
No esperen príncipes azules; ella anduvo descalza hasta casa, tirando la otra en una papelera. Despeinada y feliz despertó para comprar otras al mercadillo.
III
Un pie descalzo,
el rumor de lo ausente,
quedando una huella rota
en el recuerdo del presente.
Lo que se va, ligero,
nunca vuelve igual,
como la brisa en el viento
o la arena en el mar.
Anita
Una chancla tirada en la calle, como símbolo de otro hijo que se portó mal y su madre tuvo que hacer uso de su arma secreta.
Ángel Salgado I
El verano ya llegó, ya llegó… Y con él , el sonido perturbador de las chancletas sobre el asfalto.
Ángel Salgado II
Se me rompió la chancla y me perdí, a tu paso, tu mirada.
Ángel Salgado III
Tras las palmaditas en la espalda,
con la sonrisa amable de frente,
no falla, llega la terrible puñalada;
y con ella se enfría el ambiente.
Lo que ha funcionado, se acaba,
con la memoria del presente ausente
llega el abandono, la nada;
en el suelo, callado y obediente.
Ángel Salgado IV
Oda a la chancla.
De pequeña no tenía
Miedo a la oscuridad
Pero me meaba encima
Con la chancla de mamá.
Un grito desde la sala
Un ruido parecido a un clock
Una carrera que se escuchaba
Y precedían a la acción.
Ingenieros de la nasa
Inventaron el misil
Fijándose en cómo lanza
Una madre española
La humilde y efectiva chancla.
La Renacida
I
Dicen que el lenguaje de las flores es universal. No cuentan con que en Andalucía tenemos nuestros propios métodos…
II
Pasar de niño a joven adulto tenía una consecuencia indiscutible: Las zapatillas voladoras dieron paso a las miradas entendibles de su madre.
III
La puesta de sol ya es con sudadera, las señoras al fresco ya no se ven. Las chanclas y las sombrillas guardadas, el verano se nos fue. Ahora toca mantas y pijamas, sentarnos a leer, con chocolate caliente y buena compañía también.
Rocío C Gómez
I
Pensé que había fallado y tenía la segunda chancla en la recámara con la que me dio de lleno.
II
-¡Que no me pises!
+Pero si ya no llevas chanclas, ¿qué más te da, Pepe?
III
Y pensando, pensando… Cenicienta de verano.
Juanma García
Perder una chancla es desmontar tu equilibrio de balanza ya descalibrada, como olvidar esa palabra clave en la conversación más importante que, aunque aparentemente es un pequeño desliz, deja un vacío que descompone tu ritmo y te obliga a avanzar en la incomodidad. Como si tu vida no fuera ya lo suficientemente complicada.
Nemesio Laverde
i
Pepe Begines y dos más.
ii
Sin calcetín no hay guiri, sin chancla no puedes pisar adoquín alguno en Sevilla, en el mes de agosto.
Rey San Fernando
Cual película de Matrix, pude esquivar aquella chancla, la misma que se dirigía a mi, a gran velocidad. Y es que mi madre no escatimó en fuerza y ansia. Los reflejos heredados una vez más me salvaron…
Patricia Delgado
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