
El Real Betis firmó un empate (2-2) que sabe a alivio en la Cartuja después de un partido donde estuvo contra las cuerdas. El Nottingham Forest, físicamente superior en la primera parte, arrolló a los de Pellegrini tras el gol inicial de Bakambu, y solo la reacción del equipo en la segunda mitad evitó una derrota en casa.
El encuentro comenzó con optimismo para los verdiblancos: en el minuto 15, Cédric Bakambu aprovechó una gran jugada colectiva para poner el 1-0 con un disparo potente. Pero la alegría duró poco. Apenas dos minutos después, Igor Jesus igualó el partido y, en el 23, volvió a marcar para voltear el marcador. En ese tramo, el Betis fue claramente superado en intensidad, ritmo y duelos individuales.
La primera parte dejó al equipo tocado, desorganizado y con una grada incrédula ante lo que veía. Junior y Natan, muy flojos atrás, dejaron escapar marcas y cometieron errores que dieron alas al conjunto inglés. El Betis se marchó al descanso con la sensación de estar vivo de milagro y con la obligación de cambiar de cara tras la reanudación.
La segunda mitad trajo otro Betis. Con más carácter y mejor presión, el equipo se fue asentando en campo rival. Fornals lideró el juego, dio criterio y empuje, mientras Abde y los laterales sumaban llegada por fuera. El premio llegó en el minuto 85, cuando Antony, se estrenó con gol tras un centro de Marc Roca.
El 2-2 final deja un sabor agridulce, punto valioso que se antoja a poco según las expectativas en Europa, pero también la evidencia de que el equipo no puede permitirse arranques tan flojos. Faltó solidez y sobró desconexión en la primera parte, pero la reacción de la segunda, con Fornals al mando y Antony decisivo, da motivos para creer. Eso sí, Pellegrini tendrá que exigir más a su plantilla si quiere que los sustos no se repitan.
