Me quedaba pegada a la pantalla cuando empezaba a «no hablar» para comunicar tanto…
Entrevistó a tantos personajes que he perdido la cuenta, con su cigarro en la mano, su risa espontáneamente forzada, sus silencios que gritaban la verdad, sus conclusiones finales dando un repaso a todo y todos…
Los perros verdes hoy lloran y consuelan a los ratones coloraos.. quién no se ha sentido así en algún momento de su vida.
Creaba un ambiente tan íntimo que todos se rendían a sus encantos sin dudar, y se dejaban llevar por la verborrea escasa que apuntaba a la diana, casi siempre acertando en el blanco.
Su voz, inconfundible… Enalteció a pobres diablos y los sacó de la miseria, bajando a los infiernos a grandes que en realidad sólo eran mundales.
La comunicación y el periodismo, ha perdido uno de los grandes, de los de siempre, de los que el micrófono se mimetizada con él en cada programa llegando a ser uno solo. Un genio de las ondas, y ante eso no cabe discusión.
Gracias por hacer que amara el periodismo, la expresión de la palabra, el verso sátiro e ingenioso, el humor de los inteligentes y la ironía de los tontos sabios.
D.E.P