Acontece real, santo y fiel a la citación para con el reino plumier de madera de dos pisos en proceso de apertura, en aras de calzar estilográfica pluma para manuscribir esta misiva.
Y lo hace desde la meditación, el recogimiento evidente en mis acristalados aposentos y en el más profundo interiorismo. Primera candela ya visible para el cristiano.
Lo que acontece acerca del innombrable coronado puede alejarnos de las fracciones temporales que vivimos y las venideras. Entenderán que parecemos vivir en una realidad donde la ficción parece predominar sobre ella misma.
Adviento como preparación, adviento como venida, como alfa de la totalidad.
Adviento de la Vacuna salvadora en época de nuevas sobre otra, medicinal a otro estilo, que según los versados, hará aparición estelar entre vítores, algarabías y fanfarrias por doquier, para dotar a la humanidad de un nuevo halo de esperanza al que aferrarse hasta que una nueva pandemia surja.
Sevilla, prepárense que el Hijo del Altísimo ronda su alumbramiento y no cabe vacuna que mediatice el alma de óptimas hechuras.
Acá alcanzamos el final de este pergamino, primigenio en localización y albergue.
Acá arranca como tal, La Morada del Rey.
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