Hoy, -digamos hoy o ayer o cuando queráis- te sentí cerca sin que me salpicaras aunque no por eso dejaste de ponerme mal cuerpo e incluso un suspiro improvisado se hizo presente.
El alma al suelo por un instante al escuchar lo que nunca nadie debería pronunciar por ti.
Tu sola presencia hace que dos amigas, Tristeza y Alegría, vayan juntas de la mano cual pareja de equilibristas que sin red, porque la vida difícilmente te da segundas oportunidades, paso a paso, unos más firmes que otros, tratan de llegar al extremo final de una maroma que se hace hilo en ciertos trozos del camino. Y digo de la mano aunque, a veces, en más de cuatro veces como dice la sevillana, la Alegría es ajena de su par y la Tristeza es tan profunda que se olvida de que su amiga se encuentra en las cosas más pequeñas e insignificantes.
Hoy, -digamos hoy o mañana o siempre- te vi la cara reflejada en otro espejo y otra alma que atrajo a la mía al abismo de la pena, de lo injusto, de la propia realidad y no me pareciste nada agraciada. Ni siquiera me pareciste graciosa…
Ayer, hoy y mañana serás un temor, una inquietud, una de mis inseguridades confesables porque me aterras. Un niño en un pasillo vestido de blanco, en una noche lluviosa mientras cruje una puerta al abrirse me hace feliz a tu lado. Unas gemelas pálidas, un payaso asesino, una sombra extraña,… nada, lo tuyo no debería ni tener nombre porque no deberías existir pero dicen que para que haya ricos tiene que haber pobres.
Mayte says
26 enero, 2021 at 19:06Me ha parecido una pasada!
Tribu says
27 enero, 2021 at 22:46Gracias Mayte!